Este fin de semana ha sido un poco movido y no he tenido tiempo para "mi niña", para mi blog, por eso no habeis tenido ni "Leyenda" ni "Escenario", pero no os preocupeis porque todo ha salido bien y el viernes que viene tengo la intención de seguir recordando a grandes jugadores de los últimos tiempos.
Pero como hoy es lunes quiero seguir trayendoos más anécdotas del fútbol sudamericano para haceros llegar los motivos por los que es un fútbol tan especial, reflejo de como la gente de allá ve algo tan pasional como el fútbol con su particular visión de las cosas.
Hoy os traigo una historia tan corta como entrañable, y es que no son muchos los que saben por qué a los seguidores de un equipo se les conoce como "hinchas" y creo que os lo mereceis saber.
El protagonista de esta historia es Prudencio Miguel Reyes, un ciudadano de Montevideo en la primera década del Siglo XX que se dedicaba al noble (y casi desaparecido) arte de la talabartería (tratamiento del cuero) que dedicaba su poco tiempo libre al mantenimiento de los cueros de los que más desgasta un equipo, las botas y los balones.
Reyes ejercía esta labor, este puesto que fue el pionero de lo que hoy conocemos como utillero, para (mi) Nacional, un histórico del fútbol latino, del que pronto se haría seguidor y como tal, acudía sin falta a todos los partidos que disputaba el equipo de su corazón.
Hace casi cien años, no contaban con los hinchadores con los que contamos ahora, por lo que Prudencio tenía una capacidad pulmonar considerable. Tanto para hinchar balones como para ser el aficionado al que más se oía en las gradas:
"¡¡¡Vamos arriba Nacional!!!, ¡¡¡Vamos arriba Nacional!!!"
Sus gritos y arengas pronto se hicieron conocidas por todos los parroquianos aficionados de "El Bolso"... pero siempre había quien se extrañaba y preguntaba por quien con tal torrente de voz alentaba a su equipo:
"- Bo, ¿quién es el que grita?
- Es Reyes el Hincha
- ¿El Hincha?
- Sí, el que le hincha las pelotas a Nacional"
Si bien, con el paso del tiempo, su nombre se hizo famoso en las gradas del Estadio Centenario y se decía de él:
"Prudencio Miguel Reyes, el que entre semana hincha los balones y el fin de semana hincha al equipo"
Poco tiempo hizo falta para que los gritos de ánimo de Reyes no fueran en solitario y para que a sus compañeros en la grada se les conociera como hinchada.
Pero como hoy es lunes quiero seguir trayendoos más anécdotas del fútbol sudamericano para haceros llegar los motivos por los que es un fútbol tan especial, reflejo de como la gente de allá ve algo tan pasional como el fútbol con su particular visión de las cosas.
Hoy os traigo una historia tan corta como entrañable, y es que no son muchos los que saben por qué a los seguidores de un equipo se les conoce como "hinchas" y creo que os lo mereceis saber.
El protagonista de esta historia es Prudencio Miguel Reyes, un ciudadano de Montevideo en la primera década del Siglo XX que se dedicaba al noble (y casi desaparecido) arte de la talabartería (tratamiento del cuero) que dedicaba su poco tiempo libre al mantenimiento de los cueros de los que más desgasta un equipo, las botas y los balones.
Reyes ejercía esta labor, este puesto que fue el pionero de lo que hoy conocemos como utillero, para (mi) Nacional, un histórico del fútbol latino, del que pronto se haría seguidor y como tal, acudía sin falta a todos los partidos que disputaba el equipo de su corazón.
Hace casi cien años, no contaban con los hinchadores con los que contamos ahora, por lo que Prudencio tenía una capacidad pulmonar considerable. Tanto para hinchar balones como para ser el aficionado al que más se oía en las gradas:
"¡¡¡Vamos arriba Nacional!!!, ¡¡¡Vamos arriba Nacional!!!"
Sus gritos y arengas pronto se hicieron conocidas por todos los parroquianos aficionados de "El Bolso"... pero siempre había quien se extrañaba y preguntaba por quien con tal torrente de voz alentaba a su equipo:
"- Bo, ¿quién es el que grita?
- Es Reyes el Hincha
- ¿El Hincha?
- Sí, el que le hincha las pelotas a Nacional"
Si bien, con el paso del tiempo, su nombre se hizo famoso en las gradas del Estadio Centenario y se decía de él:
"Prudencio Miguel Reyes, el que entre semana hincha los balones y el fin de semana hincha al equipo"
Poco tiempo hizo falta para que los gritos de ánimo de Reyes no fueran en solitario y para que a sus compañeros en la grada se les conociera como hinchada.
2 Comentarios
Ah! pensaba que se llamaba asi por "que da aliento a los jugadores" o "por que se hincha de orgullo" jejeje que maravilla saber que nos llamamos así por que le hinchamos los **** a los rivales!
Un saludo desde dedondehasalido, mientras sigas publicando, yo seguiré leyendo
Julian Ross
ESta la leí hace mucho tiempo (no tenía ni internet en casa...) y justo anoche me dió por investigar un poco.
Saludos