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Jugar junto al récord de Messi

Con su doblete ante el Mallorca, Leo Messi supera a Pelé en cuanto a goles anotados en un año natural y acelerará con nueve partidos por delante antes del final de 2012 para hacer lo propio con Gerd Müller quien posee el récord con 85 dianas.
Nadie duda de que el argentino no sólo se esforzará para ayudar a su equipo a la hora de abrir el marcador (esos goles que dicen que tanto valen) sino que también lo hará con el partido decidido y/o habiendo sumado tantos en el mismo. Es esa ambición la que le ayuda a batir marcas a un ritmo asombroso y crea una relación simbiótica con su equipo, parece que la suma de galardones individuales siempre va acompañada de éxitos colectivos.

Pero dentro de este escenario idílico para el Barça y sus seguidores hay, dentro del club azulgrana, perjudicados. Y no me refiero a personas que deseen que el 10 culé salga casi a exhibición semanal (o incluso en menos tiempo) sino a 'víctimas' de la zona de acción de Messi. Es decir, compañeros en la línea de ataque que han visto modificada y hasta menguada su aportanción y rendimiento hasta el punto de no alcanzar las expectativas en sus llegadas mientras asistían impotentes al crecimiento meteórico de Leo.
Desde 2008 los compañeros en ataque de Messi con la teórica misión de ser el goleador del equipo han sido Eto'o, Ibrahimovic y Villa. Después estuvieron jugadores como Henry o Bojan, que por otros motivos no han tenido carrera de larga duración en Can Barça.

El caso de Eto'o quizás sea el menos 'sangrante' debido a que, quizás por códigos, no llegó a permanecer en el equipo el tiempo suficiente como para vivir eclipsado por Messi (cómo hubiera sido eso). Ya era un terrible goleador antes de que Messi llegar al primer equipo y el último año en el que convivieron, el camerunés llegó a jugar casi todo aquel curso en su zona ideal, de nueve, entendiendo sus desplazamientos a la banda para situar a Messi de 'falso nueve' como un movimiento puntual y no como el primer paso hacia la explosión de Leo. Con 36 tantos en 52 partidos oficiales (mejorando los 17 goles de la campaña anterior donde las lesiones le castigaron) aquel año se despidió de Barcelona para seguir triunfando sin perder su rol.

Fue el turno para Zlatan Ibrahimovic. Era un delantero que sí debía tener feeling con Guardiola y que debía suponer un paso adelante a nivel táctico en el equipo pero se convirtió en una bomba de relojería al ser demasiado rígido en un equipo que había alcanzado la perfección en la presión alta y el intercambio de posiciones.
El sueco llegó de Italia habiendo jugado, en su última temporada un total de 46 partidos oficiales en donde consiguió 29 tantos y su 'encuentro' con Messi supuso un pequeño descenso en cuanto a números (21 anotaciones en 46 encuentros) pero una confirmación de la necesidad de unas condiciones específicas para que se desate todo su potencial.

Tras la salida de 'Ibra' fue Villa quien recogió el testigo de ser quien compartiera con Messi la responsabilidad goleadora en el equipo. Por sus condiciones se adaptó mejor tanto a la hora de acompañar a Leo como en la de adaptarse rápido a los mecanismos de un equipo que funciona como un reloj.
Desde que jugó su primera campaña completa con el primer equipo del Sporting de Gijón, Villa jamás ha bajado de veinte goles entre todas las competiciones. Y hablamos de una cifra que no había bajado desde 2001.

Su primer año en la Ciudad Condal vio como esa regularidad se mantenía, haciendo 23 goles en 52 partidos. El hecho de que fuera convirtiéndose de manera paulatina en un 'falso extremo izquierdo' antes de llegar al Barça había sido un buen periodo de adaptación. La grave lesión en su segundo año y la salida de Guardiola ha variado su vuelta al equipo, a pesar de que en ella está firmando un buen promedio de goles por minuto jugado. Sólo la supuesta mala relación con Leo en cuanto al papel de 'ejecutor' enrarece y crea tensión a la hora de verles compartir minutos de calidad sobre el césped.



Pero falta un nombre que añadir a esta lista de devorados por la ferocidad del fútbol de Messi: Alexis. Vale que el chileno no venía como un 9 al uso ni mucho menos como un gran goleador. Pero ver que algunos de sus mejores partidos han venido jugando en una posición centrada hace que nos preguntemos hasta que punto merece la pena el verle echado en una banda trabajando más tapar a laterales ofensivos que en aprovechar su espalda o actuar de extremo para desbordar y no atacar el espacio.
Es curiosamente el más discutido de los compañeros de Messi desde 2008 hasta ahora quien ha mejorado su aportación goleador: llegó del Udinese habiendo conseguido 12 goles oficiales en la 2010/2011 y cerró su debut como azulgrana con 15 chicharros (una media que parece que no repetirá si mantiene el solitario gol que lleve en 15 partidos oficiales disputados en esta campaña).



Aunque la mutación de Messi desde el extremo a pierna cambiada hacia la posición de 'falso nueve' también ha visto cómo futbolistas del ataque culé han crecido a nivel individual y colectivo: los extremos. Si bien con Guardiola la figura del extremo era un plan B, Vilanova ha acudido a ellos como primera opción en más ocasiones. En estos años hemos visto asomar por el primer equipo catalán a Pedro (el mejor extremo que se puede asociar a Messi), Cuenca y Tello. Todos ellos de un corte parecido, habilidad para el regate en carrera, buenos centradores, la piden al espacio y hasta cuelan goles de vez en cuando. Un rol fantástico para crear espacios al Messi centrado.
Es tal el poder en el carril central de Messi que los anteriormente citados Bojan y Henry tuvieron que lateralizar sus posiciones ideales ante la determinación del 10 en esta zona. Hasta jugadores con cierta llegada tuvieron que vivir lejos de una posición interior donde hubieran rendido como Afellay, Gudjhonsen o Hleb.

Leo Messi es un goleador histórico, pero también un asistente listo, mejora a los jugadores que se asocian con él, pero ¿cohíbe al goleador? 


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