Para mí Simeone ha llegado a lo más alto en el Atlético de Madrid esculpiendo un equipo reconocible en dominar el espacio por encima de la pelota, construirse de atrás hacia adelante, pragmático, comprometido y sufridor. Líneas maestras que esconden automatismos más elaborados. Sólo equilibrando un amplio abanico táctico y una gestión emocional fuerte se está cerca del éxito de una forma tan continuada.
Quizás por lo que suponía lo que se ha ido trabajando en sus entrenamientos antes de la vuelta a la competición, la ubicación de Marcos Llorente como pareja de Diego Costa ante su visita al nuevo San Mamés, tenía bastante interés en ver qué había preparado el entrenador argentino y la verdad es que, pese a que durante el primer tiempo no ha encontrado un escenario cómodo para una ejecución clara del plan, el segundo tiempo sí que hemos podido ver a un Atlético de Madrid con una asimetría más propia de otros equipos con diferente libreto que le ha acercado a competir a un Athletic que podía castigar esta disposición.
Pero antes de explicaros qué he visto, quiero darle un 'background' al plan del Cholo para el partido de esta tarde: el último partido de competición que jugó el Atlético fue en Anfield, donde se encontró al filo del abismo y que con dos goles de Marcos Llorente logró una clasificación heroica. La posición del joven ex del Real Madrid, desenganchado del bloque defensivo pero tampoco aislado como referencia o boya se podía explicar por su gran capacidad física y su buen trabajo en la presión. Salió de la mejor manera aquel día pero ¿tenía recorrido en el tiempo?.
Las pruebas durante la semana daban a entender que la idea había gustado y la puesta a punto de los delanteros rojiblancos acababan de dar motivos para ejecutarlo de nuevo en un partido. Sólo que en esta ocasión no habría, de inicio, ninguna urgencia clasificatoria ni un rival tan volcado. Y no podía contar con Joao Félix.
ANDER GILLENEA/Getty Images
Con todo esto, finalmente Marcos Llorente fue pareja de Diego Costa en el papel, pero ha traído consigo una disposición novedosa: la inicial disposición de la línea defensiva varió metiendo a Trippier (después a Arias) y a Lodi muy abiertos en campo contrario y haciendo que Saúl hiciera un papel de tercer central en la zona izquierda de la defensa que debía dar claridad a una salida desde atrás. Las veces que a lo largo de la temporada Simeone ha usado a Saúl como lateral izquierdo e incluso sus partidos como central en el Rayo de Paco Jémez hacen que, pese a que no sea su posición favorita, no le sea incómodo ni extraño. Hoy lo ha hecho a la perfección, sacrificando lo que aporta jugando en una posición más adelantada.
Thomas ha estado jugando a un nivel extraordinario y hemos visto ya en varias ocasiones que puede jugar y rendir bien jugando 'de 5' con los apoyos de Koke, que puede caer también más a la derecha para ayudar al lateral.
Con esa versatilidad de sus centrocampistas, lo que se vio por delante fue más llamativo. Carrasco interioriza su teórica posición de extremo, cede carril y espacio a Lodi y puede probar un desborde más dañino. Costa (después Morata) hacen de punta de lanza y, con pelota, Llorente ocupó una posición parecida a la de Carrasco pero aportado un ataque más al espacio y, cuando se producía la pérdida, una primera presión de bastante calidad. En esto es en donde podía 'mejorar' lo que hubiera aportado Joao Félix.
El resumen de esta disposición podría encasillarse en un 3-6-1 que, creo, no era un planteamiento ideal ante un equipo tan directo como lo es el Athletic de Garitano, que primero en Muniain entre líneas, Williams al espacio de los laterales y Raúl García para bajar balones, pudo encontrar soluciones a esa tela de araña que planteó Simeone.
El resultado y el rendimiento global no permiten calificar como exitosa esta primera tentativa de Simeone a flexibilizar al equipo. La posición de Llorente ha sido algo positivo pero lejos de ser permanente sí que puede verse como un trabajo para potenciar a un jugador llamado a ser determinante como Joao Félix
0 Comentarios