Seguimos con el compilado de sensaciones de grandes equipos durante
este parón veraniego de competiciones oficiales y es imposible no
dedicarle unas líneas al último campeón de la Champions, el Chelsea.
Un proyecto que ve continuidad a pesar de que se intentara encontrar a
un técnico con más experiencia que Di Matteo para hacer crecer al
equipo y llevar a cabo el cambio generacional una vez el núcleo duro del
equipo alzó la tan ansiada copa. Hay dos puntos claves alrededor de los
que giran mis opiniones sobre el Chelsea.
El primero es la continuidad de Di Matteo, que al final se salió con
la suya al lograr un contrato de más de un año, y de sus declaraciones
‘desafiantes’ cuando señaló a aquellos que juzgaban el juego del Chelsea
basándose en lo visto en las semis ante el Barça y en la final ante el
Bayern. Un equipo que cedió la iniciativa y la posesión. En ese marco
nadie le podía recriminar nada, cogiendo un equipo roto para
solidificarlo y hacerlo campeón. El fin bien justificó los medios.
Pero
haciendo estas declaraciones invita a que esperemos a un equipo más
agresivo, con mayor intención de dominio, de ganar por ser mejor que el
rival y no por ser más contundente ante el error. El italiano se me
antoja como un técnico poco dado a las bravuconadas por lo que el
Chelsea post Champions se convierte en un claro objetivo cada fin de
semana.
Y para llevar a cabo esta idea, llego ahora al segundo punto, no sólo
se necesita de la intención del máximo responsable sino también de
jugadores sobre los que apoyar esa idea. La de veces que nos cansamos el
pasado curso diciendo eso de que Juan Mata era el único que proponía
algo de juego pasado el medio campo. Ahora no estará solo.
Rejuvenecimiento y futbolistas amigos del juego de ataque a su lado con
la llegada de Hazard, Óscar y Marin. El Chelsea va a tener una línea de
medias puntas de la que Fernando Torres no debería tener queja.
Detrás todo seguirá más o menos igual. Lampard llegando a la recta
final de su carrera al más alto nivel de una manera más que digna, la
omnipresencia de Ramires, que no sabe conducir el balón pero te ayuda en
todos lados, Mikel, Essien, Romeu y por detrás Terry, Cahill y David
Luiz son garantía.
Un equipo que ha aprovechado el éxito europeo para ‘seducir’ a
jóvenes talentos que recojan el testigo de la generación que encumbró al
equipo londinense y que le convierte en un equipo más peligroso
todavía… si las ideas de Di Matteo cuajan sobre el césped.
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