La diferencia entre los planteles de Barça y Copenhage si no es abismal sí que es bastante grande. Guardiola (del que muchos desconfiaron) sabía que la intensidad que le imprimieran sus jugadores a su performance habitual sería clave y Bolaños, jugador de los daneses, avisaba que los locales saldrían a por todas.
Y aquí nace la idea de esta entrada, en cómo una vez más lo que se ofrece en el campo minimiza las diferencias entre dos equipos teoricamente tan distantes.
Es más, hasta lo que ha ofrecido el Copenhage podría servir de ejemplo para muchos equipos de nuestra Liga, donde parece que la 'opción fácil' la de esperar juntitos a los de Guardiola a la espera de cazarlos en una contra. El Barça es un equipo que juega realmente bien al fútbol pero que tiene sus defectos o, llamésmolo de otra manera, tiene momentos en los que enseña carne para moder. Los valientes tratan de hincar el diente y si no rozan la perfección en el intento, pueden salir escaldados. Pero la oferta para con el espectador neutral es mucho más divertida y por ello es de agradecer.
Hoy el partido acabó en empate y se podría decir que el equipo catalán dejó escapar dos puntos, pero si ha sido así es porque el noruego Solbakken había estudiado cómo ya no sólo hacer daño a sus invitados, sino hacer que su equipo no pareciera tan inferior como la teoría invitaba a pensar. Presión en la primera línea de creación del rival, intensidad en el centro del campo sabedores de que no le iban a quitar el balón al Barça (el Copenhage es un equipo al que le gusta tener la pelota) pero sí de que podían crear cortocircuitos en el juego del rival para salir rápidamente y con pocos toques. Si a todo esto sumamos una defensa contundentes (que ha tapado los espacios que han dejado, todo sea dicho) y un Wiland que se ha mostrado muy seguro, podemos tener una ligera idea para explicar el resultado final.
Con todo esto, proponemos a esos equipos que meten el autobús en el Camp Nou (porque ojo, el Copenhage ya planteó muy bien el partido en Barcelona) o que ceden todo el protagonismo a los de Guardiola, una nueva manera de plantear el partido: presión, velocidad, confianza y ningún complejo. No es la primera vez que un equipo le plantea un partido así a los azulgrana y tampoco es la primera vez que 'rascan' algo en un partido a priori perdido.
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