Rumbo a Sudáfrica: Suiza 1954

por | 18:44:00
La vuelta del Mundial al Viejo Continente cumplió su deuda con Suiza, que se ofreció como sede tras la Segunda Guerra Mundial, pero que vio como Brasil se llevó la organización cuatro años antes.

Antes de meternos en faena recordar que España no participó en la fase final de este Mundial al ser eliminada por Turquía en la previa en otro de esos capítulos de nuestra extraña historia mundialista. Españoles y turcos ganaron sus partidos en casa, en incluso empataron en un tercer partido de desempate cuando todavía no se había aprobado el que los goles fuera valieran el doble para decidir este tipo de hechos. Así que la plaza por la que jugaban fue elegida mediante un sorteo puro y duro: un cuenco con dos bolas (una para cada país) y elegidas por un niño con los ojos vendados.

Así Turquía debutó en una fase final de la Copa del Mundo junto a Corea del Sur y a Alemania Federal (ya sabéis, después del conflicto bélico, Alemania 'se dividió' en la Federal y la Occidental -de la que ya hablaremos más adelante-) que también inscribieron su primer capítulo mundialista en Suiza.
Además para seleccionar los dieciséis equipos que tomaría parte en la fase final, se instauró el método de la fase previa ya en Sudamérica (hasta ahora acudían por invitación o por eliminatorias directas) y en Asia.

En este torneo tambié se adoptó el sistema que aún dura: la fase grupal previa a las eliminatorias.
Y desde el principio dos selecciones mostraron ser las mejores: Alemania y Hungría.
Los alemanes dirigidos por el gran Fritz Walter en el campo ya se encontraron a los 'Mágicos Magiares' en el grupo B donde los segundos destrozaron a los germanos por 8-3. Oficiosamente, Hungría era la mejor selección del mundo, tenía jugadores del calibre de Puskas, Kocsis o Czibor y se presentó al Mundial como campeona olímpica (1952) y habiendo sido la primera en ganar (3-6) a Inglaterra en Wembley.
Su innovador sistema táctico y ser uno de los primeros equipos en tener jugadores especializados en ciertas posiciones, sobre todo en el mediocentro.

Alemania por su parte, tenía un equipo discreto, lejos de otros grandes equipos que ha presentado a otras ediciones, pero el fútbol, liderazgo y carisma del citado Walter, un jugador tan técnico como luchador.
Además, junto a estos dos grandes equipos, los últimos coletazos de Uruguay como potencia mundialista, llegando a semis, de Austria y el caldo de cultivo del gran Brasil con Didí para los siguientes torneos.

Como decía al principio, fueron Alemania y Hungría los que llegaron a la final donde las cosas fueron muy diferentes a lo que aconteció en la liguilla. Alemanía aprendió de sus errores y supo frenar a Hungría y anulo su dinámico juego ofensivo





Entrando en el capítulo de nombres propios los ya citados Fritz Walter, que hubiera sido un digno Balón de Oro y es considerado casi una deidad en Kaiserslaurten (el nuevo estadio lleva su nombre) y un jugador único en la historia de Alemania rompiendo con la imagen de jugadores rectos, de recorrido y encorsetados a su rol en el campo.
De la subcampeona es difícil quedarse con un sólo jugador pero Czibor con sus once tantos en ocho partidos (máximo goleador del torneo) fue el ejecutor del gran juego húngaro.
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