Cerrando los octavos de final de la Champions

por | 16:51:00
Ayer se disputaron la vuelta de las dos últimas eliminatorias de Champions que quedaban y la sorpresa fue que no hubo sorpresa. Tanto Girondins de Burdeos como Barça tenían la oportunidad de contar con su público si sus positivos resultados fuera de casa (0-1 los galos, 1-1 los culés) no fueran suficiente.

Así, Girondins y Barça se unen a CSKA, Inter, United, Bayern, Arsenal y Olympique de Lyon como equipos que estarán presentes en el sorteo de los cuartos mañana viernes. Dos ingleses, dos franceses, un alemán, un italiano, un ruso y un español, se agredece la variedad, pero me hubiera gustado algún equipo español más.
Pero vayamos a lo que ocurrió anoche.

En Burdeos sólo una catástrofe futbolística podía hacer que el equipo de Blanc no sellara su pase a cuartos. Y más cuando a los cuatro minutos un fantástico tiro libre de Gorcouff desde el lateral entraba por la escuadra del palo largo. Golazo y casi que la eliminatoria sentenciada.
Seguramente ese exceso de confianza hizo que, una de las mejores defensa del torneo se despistara de sobre manera, a los veinte minutos de la segunda mitad para ver como el Olympiakos empataba el partido gracias a un gran disparo cruzado de Mitroglu. Comenzaron las dudas: un gol más de los griegos que tampoco es que hubieran dominado el partido, supondría la eliminación de los locales y más por su propio juego, por la caraja que sufrió el Girondins y que les costó un gol que no habrá hecho ninguna gracia a Laurent Blanc.
Aún así, la cosa no se salió de madre, los franceses, por más ímpetu que fútbol dominaron a los griegos consiguiendo el gol de la tranquilidad a la espera de escuchar el pitido final cuando Chamakh aprovechó una cantada de Nikopolidis a balón centrado por la izquierda para anotar el definitivo 2-1, que fue celebrado como si hubieran ganado la Champions.





En Barcelona se había controlado muchísimo el ambiente después de las eliminaciones del Madrid y sobre todo del Sevilla, dejándole como único equipo de nuestra liga vivo. Decían las malas lenguas que la final en el Bernabéu, en casa del eterno rival, era una motivación más que clara para que los jugadores no se relajaran. No entendí ese concepto ¿qué no sabían que la final era en el Bernabéu antes? En todo caso las sorprendentes eliminaciones, ya no sólo de Madrid y Sevilla, sino también del Chelsea, eran lo que habían de servir como tensor de un equipo muy superior al Stuttgart, que comienza la trayectoria descendente después de unas buenas semanas en la Bundesliga y teniendo al Barça contra las cuerdas en la ida.

Trece minutos. Ese fue el tiempo que tardó el Stuttgart en bajar los brazos después de un gran gol de Messi marca de la casa. A partir de ahí, el Barça dominó los tempos y fue alternando el ataque por una banda, por otra, por el centro, con jugadas en solitaria, asociativas o con balones centrados. Pedro consiguió el 2-0 que daba la tranquilidad y de nuevo Messi y Bojan en la agonía del partido cerraron una goleada justa, pero que no esconde que el Barça sigue buscando su tono físico.



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