Hace unos días podíamos ver en informativos y periódicos digitales la curiosa imagen que acompaña a esta entrada. En un principio me pareció una curiosidad como muchas de las que publican en los últimos minutos de informativos, pero viendo el vídeo me hizo reflexionar.
El vídeo es este:
En él se ve como el portero choca con un rival, el rechace le llega a un jugador rival que regatea a un par de contrarios y cuando tiene vía libre para lanzar a puerta, tira el balón fuera, señalando al portero para que le atiendan.
Una de las cosas que más me llamó la atención del vídeo es que todos los jugadores se abalanzan sobre él para felicitarle y darle las gracias. Los mal pensados como yo esperaban ver la reacción de algún compañero de equipo enfadado, pero al contrario, la felicitación es unánime.
Más de una vez me he declarado un romántico del fútbol y tengo que admitir que estas imágenes me emocionan. En un fútbol hiper profesionalizado y en el que cualquier acción se analiza con lupa y con el escudo en la pluma, esa imagen sería inconcebible en España, sobre todo porque el jugador sería despellejado hiciera lo que hiciera.
Cuando la virtud de un jugador es la picardía, cuando un equipo conoce las malas artes de la pérdida de tiempo, cuando engañar al árbitro es la tónica y la mentira y el poco compañerismo una virtud, me alegra saber que aún hay gente que cree que el fútbol es un deporte y que lo primero es la salud de un compañero antes que la gloria personal.
Enhorabuena Amin Motavassel Zadeh (que así se llama el jugador iraní en cuestión) por dejar que siga creyendo en el fútbol.
El vídeo es este:
En él se ve como el portero choca con un rival, el rechace le llega a un jugador rival que regatea a un par de contrarios y cuando tiene vía libre para lanzar a puerta, tira el balón fuera, señalando al portero para que le atiendan.
Una de las cosas que más me llamó la atención del vídeo es que todos los jugadores se abalanzan sobre él para felicitarle y darle las gracias. Los mal pensados como yo esperaban ver la reacción de algún compañero de equipo enfadado, pero al contrario, la felicitación es unánime.
Más de una vez me he declarado un romántico del fútbol y tengo que admitir que estas imágenes me emocionan. En un fútbol hiper profesionalizado y en el que cualquier acción se analiza con lupa y con el escudo en la pluma, esa imagen sería inconcebible en España, sobre todo porque el jugador sería despellejado hiciera lo que hiciera.
Cuando la virtud de un jugador es la picardía, cuando un equipo conoce las malas artes de la pérdida de tiempo, cuando engañar al árbitro es la tónica y la mentira y el poco compañerismo una virtud, me alegra saber que aún hay gente que cree que el fútbol es un deporte y que lo primero es la salud de un compañero antes que la gloria personal.
Enhorabuena Amin Motavassel Zadeh (que así se llama el jugador iraní en cuestión) por dejar que siga creyendo en el fútbol.
3 Comentarios
Digno de aplauso.
Saludos