En la jornada de este pasado fin de semana se disputaban en Europa y en Sudamérica una cantidad interesante de derbys o clásicos, pero sin lugar a dudas el que iba a centrar toda la atención es que está considerado como uno de los eventos deportivos que debemos vivir in situ al menos una vez en la vida.
Sí, ayer se disputó el Super Clásico entre Boca Juniors y River Plate y ya no sólo por ser, como decía antes, un partido que junta tanta historia como tensión en un rectángulo de juego sino por la situación de ambos equipos, las presencias y las ausencias que nos iba a deperar el partido.
Por una parte, el gran ausente, y seguramente protagonista de la actualidad del fútbol argentino en las últimas semanas, Román Riquelme, no estaría al no recuperarse de unos problemas físicos. Pero Martín Palermo (recientemente "reconvocado" por Maradona para volver a la selección) y Rodrigo Palacio por parte boquense y "El Ogro" Fabbiani, Gallardo o Falcao por parte riverplatense serían los llamados a ser protagonistas del partido.
El partido, para los que no lo hayáis visto, fue más intenso que bello. Los dos equipos están alejados de la punta de la clasificación y quizás, a parte de la deshonra durante la semana, el miedo a perder y a sellar definitivamente su cese en la lucha por el Clausura pasaba por la cabeza de entrenadores y jugadores.
Boca quería lleva el mando del partido pero dio la sensación de necesitar en demasía la figura de Riquelme para leer los ritmos del partido. Podía dar la sensación de dominio pero realmente elaboraba ataques previsibles y con muchas impresiciones.
River, por su parte, sin ser una oda al fútbol, acudió a "La Bombonera" conocedor de sus defectos como equipo y de cómo podía hacerle daño al rival. Le costó bastante pero impuso su idea: mucho centro del campo y toques rápidos a la contra.
Los goles llegaron en la segunda mitad. Se adelantó Boca, gracias a un jugada en la que los de azul y oro pillaron sin armar a la defensa y Martín Palermo tuvo el tiempo y el espacio para armar el disparo desde la frontal con su potente zurda. Gran gol y no peor celebración del tanto.
Parecía para Boca que lo más difícil, abrir la lata se había conseguido y ahora era el momento de rematar el partido... pero nada más lejos de la realidad. River no se descompuso, siguió fiel a su plan y a los diez minutos de haber conseguido encajado el gol, en una falta a pocos metros del semicírculo del área, "El Muñeco" Gallardo, de parabólico lanzamiento, hizo inútil la estirada del "Pato" Abbondanzieri subiendo el que sería definitivo empate a uno.
Incluso a pocos minutos del final, en otra contra, Gallardo habilita a Falcao, para dejarle en una situación de mano a mano con el portero de Boca muy clara, pero el delantero colombiano cruza en exceso, quizás forzado al error por la rápida salida del ex del Getafe.
A los puntos y por lo que ví, River fue ganador moral o a los puntos, como se diría en el argot pugilístico, pero cuando no aprovechas tus oportunidades tampoco eres merecedor de la victoria.
Boca, por su parte, me pareció que quería vivir más de los errores del rival. Buscó ganar pelotas cerca del área de los Millonarios y tal vez fue demasiado directo en su juego.
1 Comentarios
Pero viendo lo que pasó luego en la Libertadores, semana para el olvido en la casa millonaria.