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Sin Neymar

La histórica salida de Neymar del Barça presenta al club catalán como perjudicado por el impacto que supone perder a una de sus estrellas, destinada a tomar el relevo de la más determinante de ellas y  con el apuro de buscar en unas condiciones muy concretas de mercado (cuando ya de por sí son complicadas para este tipo de equipos) para encontrar un jugador que no aportará lo mismo que el nuevo brasileño del PSG pero que debería traer nuevas vías para proyectar el juego ofensivo de los culés.


Sin Neymar el Barcelona pierde al jugador decisivo cuando Messi no ha estado (principalmente por lesión) en cuanto a liderar el ataque, sobretodo en transición, y a uno de los interpretes de los automatismos más reconocibles del equipo (conexiones con Messi y con Alba). Si Leo Messi ha llegado a lo que ha llegado ha sido por su talento y también porque los diversos entrenadores que ha tenido desde su llegada al primer equipo han creado ecosistemas que explotasen sus virtudes y generasen situaciones 'más cómodas' para que decidiera. Primero se marchó Dani Alves y, descaradamente el juego del cuadro azulgrana volcó hacia la izquierda. Ahora sin Neymar, Messi pierde a un nuevo socio, un jugador que alteraba positivamente su forma de jugar.
Y eso que durante la última temporada asistimos a la que Messi haya jugado más minutos en el flanco derecho desde su explosión como 'falso 9', más alejado de Neymar y buscando nuevas situaciones ya sin Alves y con un Rakitic en baja forma, fruto también del peso que ganaba Neymar a la hora de liderar el ataque, con un papel más definitorio con Messi en un rol más de 'lanzadera'.


Sin Neymar el nuevo entrenador, Ernesto Valverde, pierde parte del trabajo hecho en pretemporada, pero gana la oportunidad de apostar por otro dibujo que le sea más familiar (siendo 'Txingurri' un entrenador bastante flexible en cuanto a disposición sobre el campo) y no sufrir el condicionamiento de mantener un tridente en pos de ganar más recursos en dirección de campo en pleno partido.
Queda por ver qué perfil de jugador trae el club para ocupar el hueco de Neymar pero será complicado que sea uno que ate tanto. Apostar por un Messi segundo delantero con plena libertad en un 4-4-2 con mucho juego interior y laterales largos (existe más equilibrio en las dos bandas con la profundidad que pueda dar Semedo), trabajar un 4-2-3-1 donde el equipo ocupe mucho campo contrario para paliar la falta del desborde y profundidad que daba Neymar o esperar a ver si llega algún jugador (o darle muchos galones a Deulofeu) que mantenga ese 4-3-3.
Lo único que queda por ver es si el equipo, sin el principal protagonista en un fútbol vertical y de mucha transición, trata de seguir ese camino reforzado con las llegadas de Rakitic, Rafinha o André Gomes en los últimos mercados o si vuelve a un fútbol más asociativo.
Valverde, ciertamente, se queda con lo mejor de las transiciones y con la presión que requiere ese juego asociativo. 

El tiempo dirá si Neymar se ha precipitado saliendo del Barcelona en busca de nuevos retos que le sitúen en la posición número 1 del podio del fútbol mundial. La evolución de su rol dentro del equipo culé claramente le llevaba a ello y sólo las reinversiones que ha ido llevando a cabo Messi han retrasado ese cambio de status.
Sin Neymar, aún no sabemos si veremos a un Barça más débil en ataque o con más recursos, pero se crea un nuevo punto de interés a pocos días de iniciar oficialmente la temporada.