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Ni Zidanes ni Pavones

Theo, Vallejo, Llorente, Mayoral y Ceballos. Estas son ha día de hoy las incorporaciones que entre nuevas contrataciones y vueltas tras cesión, presenta el Real Madrid. Con mucho mercado estival por delante y habiendo sorteado la sanción de la FIFA a la hora de llevar a cabo nuevos fichajes, es imposible no dedicar una líneas a la forma en la que el Real Madrid, bajo el mandato de Florentino Pérez, está componiendo la plantilla de su primer equipo durante las últimas temporadas. Una mezcolanza de jugadores de 'La Fábrica' que ha pasado un tiempo fuera para ganar los minutos que el primer equipo no le podía ofrecer cuando el B se les quedaba pequeño y jóvenes con una proyección más que interesante a quienes ofrece la posibilidad de probarse en exigencias mayores.

Sería complejo poner un punto de partida al cambio en la planificación de fichajes que ha llevado el Real Madrid, también difícil en cuanto al desconocimiento que tiene el gran público de quienes forman el departamento de dirección deportiva que sigue y propone nombres a incorporar, pero principalmente porque es complicado que no llegue un 'primera espada' dentro del mercado del Real Madrid cada verano. Quizás por no haber sido un giro tan pronunciado, por su aplicación progresiva, haya funcionado casi igual de bien que en la primera etapa de Florentino donde cada verano uno o dos jugadores de primerísima línea arribaban al Bernabéu.



Por marcar un punto de partida, quizás el verano de 2013 se comenzó a ejecutar el nuevo plan. Ese verano el club nos entretuvo gran parte del verano a la hora de contratar a Gareth Bale, fichaje récord de la entidad, y quizás por eso ensombreció llegadas importantes al primer equipo: Isco dio el paso de liderar a un primoroso Málaga a pelear por un puesto en el gigante blanco, Illarramendi tenía la misma intención pero no tuvo la misma suerte y desde el Castilla subieron Morata, Carvajal, Nacho y Jesé. Casemiro, sin hacer mucho ruido, también llegó ese verano.

Un año más tarde, tras el Mundial de Brasil y la victoria en Lisboa en la final de la Champions, el Madrid parece retomar el viejo libreto: contrata al mejor portero del torneo, Keylor Navas, y a una de las sensaciones de la cita mundialista, James, sin que existiera una necesidad extrema en cubrir ese puesto. Antes ya había atado a Toni Kroos. Apuntala la plantilla con la cesión de 'Chicharito' Hernández y con otra apuesta que no acabó saliendo bien: Lucas Silva.



El verano de 2015 parece el de Danilo. El lateral brasileño llegaba después de buenas actuaciones en el Oporto pero no llegó a ser ni la sombra del jugador por el que se pagaron 25 millones de euros de manera regular. Pero también ese verano se cierran las incorporaciones de Vallejo y Asensio, sin espacio en el primer equipo y la vuelta de dos canteranos como Casilla y Lucas Vázquez, perfectas para equilibrar el cupo de jugadores formados en el club que reclama cada temporada la UEFA a la hora de inscribir jugadores en la Champions. 
Caso a parte merece Kovacic. El centrocampista fue una petición de Rafa Benítez y se ha mostrado con un jugador con puntos por pulir, pero fantástico como hombre dentro de las rotaciones que ha llevado a cabo Zidane desde que se hizo con el mando del primer equipo.
Y bueno, queda el paso testimonial de Martin Odegaard, último niño maravilla al que logró convencer el Madrid pero que no obtuvo rendimiento por parte del noruego de vuelta.

En la temporada que cerramos no hace mucho sólo hubo incorporación de relumbrón, la vuelta de Álvaro Morata ejerciendo una cuantiosa cláusula de recompra con el colchón del buen mercado del delantero en el caso de no encontrar acomodo en la delantera coto de caza privado de la 'BBC'. Su rendimiento, no sólo ayudó al equipo a la conquista del doblete, sino que durante fases de la temporada se pensó en él como primera referencia del ataque blanco entre lesiones y bajos rendimientos de sus competidores por el puesto.
Cabe destacar que también ese verano llegó como miembro de pleno derecho en el primer equipo de Marcos Asensio tras una temporada en el Espanyol. El mallorquín completó un año notable con picos de forma altísimos al inicio y al fin de la campaña, pero también pasó semanas sin ir convocado, sin sitio, observando batallas por un puesto en las que poco tenía que decir y demostrando humildad, paciencia y confianza en su trabajo.



Pero no sólo se trata de la capacidad para incorporar jugadores que mejoren al equipo con su rendimiento, también es necesario saber vender a los futbolistas que no entran en la dinámica del equipo. Y en eso el Real Madrid también ha conseguido destacar positivamente.
En el mismo periodo, sólo citando las grandes ventas, sacó 47 y 39 millones por Özil e Higuaín respectivamente en el verano de 2013, vendió a Di María (75), Morata (20), Alonso (9) y Sahin (7) en 2014; a Illarramendi por 15 en 2015 (quizás la peor operación en el último lustro); Jesé salió hace un año por 25 millones de euros y hace unos días, de nuevo Morata por una cifra superior a los 60 millones (depende de la fuente que consultes llega hasta los 80). Casi 300 millones de euros las ventas de jugadores del B o los ingresos por cesiones. Un modelo de ventas que permite abarcar operaciones como la de Gareth Bale o la más reciente de Vinicius Júnior, algo más de 40 millones de euros por un jugador menor de edad llamado a liderar el fútbol mundial en unos años. Sin hueco en el Real Madrid de hoy en día, pero por el que quién sabe lo que podría llegar a haberse pagado en dos o tres temporadas.

El modelo, obviamente, es imposible de exportar a un equipo que no cuente con la infraestructura económica, la proyección comercial y el estimulo deportivo que tiene el Real Madrid y por ello es tan importante trabajarlo y desarrollarlo, después de unas temporadas de altos dispendios pero que no parecían seguir un patrón claro. Ahora, con el refuerzo de los títulos, la planificación, con la que puedes estar más o menos de acuerdo, se asienta en la casa blanca.