Tras la sonada derrota intersemanal, la visita de Las Palmas a Barcelona se presentaba como un escenario con muchos ingredientes para que el equipo revirtiera la imagen vista en Balaídos y volviera a sumar de tres ante un rival que con una propuesta que busca protagonismo con balón y en campo contrario (siempre que pueda).
El equipo de Luis Enrique cumplió con lo esperado, ganando 2-0 y no pasando muchos apuros atrás, algo que ha evidenciado en este inicio de curso.
Pero la noticia del partido fue la lesión de Leo Messi. El argentino se retiró antes de los diez minutos del terreno de juego tras sufrir un fuerte esguince en su rodilla izquierda que, por lo que dicen, le mantendrá en el dique seco algo más de un mes. Desde ese minuto no sólo el público del Camp Nou sino que también su propio equipo entró en un estado de calma tensa a la espera de saber el alcance de la lesión de su líder y que, a su manera, imprime un carácter competitivo al equipo que hace marcar la diferencia.
A la espera de volver a ver al 10 culé de vuelta a la acción (¿para el partido contra el Madrid?) se abre en Can Barça un debate más que interesante sobre cómo reestructurá Luis Enrique el sistema de ataque azulgrana en donde Messi es la piedra angular y tantos movimientos están orquestados para crear espacios y situaciones ventajosas para que Leo obre con la menor cantidad de rivales a su alrededor. Basándonos en lo visto ante Las Palmas, no cabe duda de que la forma de atacar del Barça deberá cambiar aunque bien es cierto que el equipo introdujo ya de inicio algunas variantes que dieron buen rendimiento al equipo, como la ya 'habitual' de Sergi Roberto ocupando el carril derecho (el mejor del partid) y la posición de interior de Busquets, cambiando una salida limpia de balón por la posibilidad de robar el balón más cerca del área del rival.
Hoy Suárez cayó mucho a banda derecha buscando asociaciones con Munir, sustituto hoy de Messi y que cuajó un partido bueno participando en ambos goles, y con Sergi Roberto. Ese movimiento generaba un espacio que ni Rakitic ni Busquets, para mí, atacaron lo suficiente (Busquets lo hizo con claridad en la jugada del segundo tanto) y Neymar parecía algo desorientado sin la 'luz de faro' de su socio Messi. El brasileño, quien hoy hubiera debido demostrar su peso en el equipo tuvo participaciones fugaces, sin ocupar la zona libre que creaba Suárez pero tampoco sin ofrecer profundidad o desborde por esa zona. Tampoco Adriano ayudó mucho.
A partir de ahí, ¿qué puede probar el Barça hasta la vuelta de Leo? Tirando de casos similares, en donde no fueran las rotaciones las causantes de la 'rotura' del tridente culé, el de la sanción inicial de Suárez no supuso un cambio estructural del ataque culé, sólo de nombres. Suárez es un 9 hiperactivo que no permite una salida limpia de primeras al rival, pero no es Messi.
Sin Messi el Barcelona puede contar con una primera línea de presión, sí, pero pierde la conducción del argentino, su visión para las incorporaciones desde el flanco izquierdo y un buen puñado de goles. Así, resumiendo. Algo quizás más intangible es el poder de atracción de rivales, que facilita la ubicación no ya sólo del destinatario del paso, sino también al famoso 'tercer hombre' u 'hombre libre' en el juego de posición azulgrana.
Y luego en el apartado de lo mitológico, el 'temor deportivo' que siembra la figura de Messi ante sus rivales.
Si la opción de 'hombre por hombre' no convence a Luis Enrique, podemos asistir a un cambio entre el plan A y el B, donde el Barça pueda jugar muchos más minutos con un 4-1-4-1 tratando de asumir el impacto de la no participación de Messi creando superioridades + llegadas en la zona en la que elabora el 75% de su juego. Contar con cuatro centrales naturales puede liberar a Mascherano de su posición en el centro del campo como ocurrió hoy.
Claro que con Daniel Alves y su rol de interior defensivo el equipo podría mantener esas opciones de superioridad y mantener los automatismos que adquirió con Rakitic, algo que le falta aún a Sergi Roberto, que se puede antojar como una opción más local ante rivales que pudieran presentarse con una actitud más expectante en el Camp Nou.
Si el cuerpo técnico pudiere debatir entre un 4-3-3 y el 4-1-4-1, qué cantidad de debate crearía que se optare por un 4-2-3-1. Una opción posible por piezas pero complicada por la importancia de la asimetría vital para crear desajustes en las defensa rivales.
Vivir sin Leo Messi, algo que no hacía el Barça desde hace más o menos un par de años, en un tramo tan crítico de la temporada con la Champions recién estrenada y con una Liga en donde todavía no se han despegado los favoritos.