La jornada de selecciones que nos dejó sin fútbol de clubes durante el pasado fin de semana nos dejó la bonita efeméride del quincuagésimo gol de Rooney con la selección inglesa y, totalmente opacado por ello, un gol de Harry Kane. La gran revelación del curso pasado en el panorama europeo no ha comenzado con buen pie la presente campaña y su equipo lo estaba notando.
Fantástica excusa para que el partido de la sobremesa de hoy fuera el que enfrentaba al equipo de Kane y ver si daba continuidad a ese gol con Inglaterra, con el Sunderland, otro equipo que ha firmado un pobre inicio de campaña y que encontraba en este partido los suficientes alicientes como para encontrar en un rival con dudas un punto de inflexión para revertir la forma en la que ha sumado puntos hasta ahora.
Pero no fue el partido el más vistoso para el espectador. El Sunderland apretó al Tottenham a partir de un juego directo que buscaba a Defoe y una presión alta que le ayudó a recuperar el balón en situaciones que facilitaban los ataques.
Este escenario minimizó, una tarde más, la aportación de Harry Kane en el partido, viéndole alejarse muchos metros del área para entrar en contacto con el balón y no viendo más que camisetas blanquirrojas cuando recibía en posiciones más ventajosas para mostrar sus virtudes.
Y en medio de un partido gris, apareció la figura de Ryan Mason. El joven mediocentro internacional parecía el único jugador visitante que tenía claro qué debía hacer y qué requería el partido.
Mason estuvo atento a las espaldas de Walker y Davies a los costados, aparecía ofreciendo la salida fácil cuando el equipo quiso salir jugando y supo correr hacia atrás cuando su equipo no finalizaba jugada.
Durante la segunda parte continuó con esa tarea de cohesión del equipo y añadió al repertorio un bombardeo (?) de pases filtrados que comenzó a dejar entrever las fisuras en la defensa posicional del Sunderland a la par que animó a sus compañeros a llegar.
Un partido tan completo requería más presencia ofensiva para darle lustre.
Con los cambios, Pochettino le ayudó a crecer en el partido: las dos bandas (y no sólo la izquierda con Alli) comenzaban a funcionar con la entrada de Townsend (Son buscaba más el carril central) y con Lamela encontró un socio en esa zona intermedia más despejada de rivales, encontrando más alternativas a la figura de Kane.
Cambios acertados que preparaban el partido para que se diera una jugada como la que significó el gol de la victoria: una incursión de Mason, una combinación con Lamela y una opción de ataque que no había contemplado el Sunderland en su sistema defensivo.
La guinda a un partido realmente completo que no sólo sirve para romper la mala dinámica de los Spurs en este inicio de Premier sino que también señala a Mason como un joven a seguir durante los próximos meses y ver si este nivel se mantiene si no gana más impacto en el juego.