No pinta ser aburrida la vida de Dani Alves. Y no lo escribo por su alegre y comentada actividad fuera de los campos de fútbol, más bien rompiendo una lanza por su impacto sobre el puesto en el que se desempeña y desde que ha condicionado primero el inicio del gran Sevilla de los últimos años y después del mejor Barça de la historia, y esperaos para ver si no el mejor equipo que hayamos visto (vamos a ir dejando que se vaya deshaciendo el equipo con el paso del tiempo para ubicar correctamente al equipo dentro del podio).
Recuerdo la primera vez que supe de él, viendo un reportaje de Transworld Sport en el cual le señalaban como uno de los más destacados de su quinta en Brasil en un torneo de inferiores. Algún tiempo después, conecté aquel vago recuerdo a la noticia de su incorporación al Sevilla. En unos pocos meses se convirtió en el jugador que armaba el juego desde atrás (más o menos) del equipo sevillano, un lateral al que la etiqueta de 'con proyección ofensiva' se le quedó corta muy pronto ya que condicionaba la forma en la que su equipo atacaba.
Un partido sirvió de primer punto de inflexión en su carrera. A nivel nacional los éxitos del Sevilla habían hecho del nombre de Alves común entre las estrellas del equipo y de la Liga pero aquella Supercopa ante el Barcelona en 2006 le colocó de llenó en el starsystem mundial.
Aquel día anuló a un Ronaldinho que unos meses antes parecía iba a renovar su Balón de Oro ganado con toda justicia sin descuidar su aportación al ataque aunque aquel día tuvo una importante ayuda por parte de Jesús Navas.
Algo menos de dos fantásticos años después el propio Barcelona pagaba cerca de 36 millones de euros por él como inicio de su regeneración deportiva y ahí es donde el brasileño dio un paso más en su carrera al mismo tiempo en el que el equipo catalán revertió una vez más una trayectoria autodestructiva hacia su época más gloria con Dani Alves como uno de los protagonistas y claves en el reverdecimiento del juego de posición.
Una de las claves tanto para su crecimiento individual como el del juego del equipo fue la evolución de esa aportación en el juego de ataque como jugador de salida a 'ocupante de espacios'. Una de las señas de identidad del Barça con Alves ha sido ver al equipo cargar el flanco izquierdo para rápidamente buscar la internada del brasileño.
Cuando este automatismo quedó marcado a fuego pudimos comenzar a ver su reinvención a 'interior defensivo': asentado en una parcela muy avanzada para exagerar la superioridad del equipo en el medio si hablamos de lo colectivo y aprovechar al máximo la facilidad con la que se asocia con Messi (un factor determinante en la explosión del argentino) y con Rakitic durante el último curso.
Bien es cierto que hubo una temporada, temporada y media en la que parecía desorientado en el campo, llegando tarde a su propia cobertura y siendo demasiado estático cuando pasaba a campo contrario. Pero por suerte para él y su equipo, volvió a encontrar unas directrices que reactivaron todo el sistema.
Después de una novela (como no podía ser de otra forma) intensa como lo ha sido su renovación, Dani Alves afronta su primer partido oficial de la temporada en un escenario familiar, una Supercopa entre Barcelona y Sevilla, pero habiendo ampliado su impacto en el juego, sus recursos para el equipo y desde un rol, que ya se comentó en la rueda de prensa previa al partido, como parte del equipo favorito y no, como en 2006, del que parecía haber cumplido de sobra llegando a ese partido.