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¿Tiene solución el Levante de Mendilíbar?

Cuando un equipo cuenta con un bagaje en Primera División tan corto como el Levante es fácil que su historial en cuanto a números competitivos sea de balance negativo. Esto no quita que el mal arranque liguero que está viviendo (el peor como equipo de Primera en su historia) cause preocupación entre aficionados, directivos, cuerpo técnico y jugadores.
Es de todos sabidos que desde el hito de clasificarse para Europa League hace unas pocas temporadas, la plantilla se ha ido debilitando año a año por culpa de esa mezcla de presentar jugadores interesantes a otros equipos más pudientes y el compromiso de ir liquidando deuda para garantizar la continuidad del club.

Pero más allá de esa realidad social, con lo que los aficionados se quedan es con el rendimiento del equipo en sus partidos e, incluso, con el poso que pueda dejar el juego de cara a pensar en resultados a largo plazo dentro de la temporada. Conseguir la permanencia, vamos.
Y a pesar de que los números aplastan la intención de crear expectativas positivas para este curso, existen pequeños brotes que pueden hacer pensar en que el rumbo puede enderezarse. Pero para lanzar un mensaje tan optimista, es necesario detectar los errores que tras seis partidos disputados se han podido detectar en lo mostrado por el Levante hasta ahora.



Lo primero que ha llamado poderosamente la atención es que Mendilíbar ha llevado a cabo lo que Juan Ignacio Martínez y Caparrós no pudieron en sus respectivas etapas al frente del equipo 'granota': jugar con una defensa más adelantada, que no ejerza una defensa pasiva ante posesiones largas del rival y donde los mediocentros 'floten' por delante llevando a cabo un sistema de ayudas que en los últimos tiempos ha valido para hacer de la zaga levantinista una de las más rocosas del torneo.
Existen varios problemas a la hora de situar a la línea de cuatro unos metros más adelantada: el primero es la tendencia de Rodas y Vyntra a salir a anticipar. En este blog hemos defendido en varias ocasiones el jugar con un central que guarde las espaldas y otro que salga cuando exista la posibilidad de robar un balón ante, por ejemplo, un rival que reciba de espaldas. El problema es que tanto el central del Cabanyal como el internacional griego 'salen de expedición' con mucha facilidad y esto ha provocado espacios a sus espaldas mayores que cuando se ha defendido más retrasados. Una nueva realidad defensiva para el Levante que les está costando asimilar.

Además, para que el nuevo sistema defensivo funcione, se debe recalcular la distancia entre líneas. Ahora los dos mediocentros se posicionan más cerca de los centrales que como escalón entre la retaguardia y el ataque, partiendo al equipo y privándolo de una posibilidad de salida por dentro más fluida.
Sólo cuando se ha replegado sin balón con un 4-4-2 se ha podido ver a un Levante más familiar a lo visto en los últimos años sólo que unos metros más alejado de su portería.

En el centro del campo el equipo ha mandado todo tipo de señales pidiendo un jugador de corte creativo o, cuanto menos, que sea capaz de 'lanzar' a los hombres de banda o filtrar un balón al espacio. Ni Mate, ni Diop, ni Camarasa han sabido hacerlo hasta ahora y la figura de Víctor Pérez, más mediapunta que mediocentro, ha supuesto una decepción hasta la fecha. Existe una solución que en estos dos años ni Caparrós ni Mendilíbar han probado y nadie se explica por qué: ubicar a Ivanschitz como mediapunta. El austríaco llegó como sucesor de Barkero, que ejercía esa función a la perfección pero, sin conocer cómo es el trabajo diario, es un auténtico misterio el por qué no juega como mediapunta y lo hace pegado a la banda habiendo demostrado no tener un buen timing para dar profunidad al juego del equipo.
En esta temporada el Levante se ha encontrado con Morales, un hombre de banda puro, que ha sido el jugador más destacado del equipo siempre que ha contado con minutos. Merece la oportunidad de ser la primera opción en banda izquierda y que el público del Ciutat pueda ver a Ivanschitz por fin como intérprete de los contraataques del equipo.

Y si a Ivanschitz y Morales les está costando entrar en el once, qué decir de Rubén. El jugador más completo del ataque azulgrana ha disputado menos minutos de los esperados hasta ahora, rindiendo a un alto nivel cuando se le ha dejado, ya sea por dentro o partiendo a pierna cambiada, algo que ya se pudo intuir el año pasado que podía funcionar. Sin ir más lejos, el único tanto que se ha visto por parte del Levante este año vino gracias a un slalom del canterano desde la derecha.
Las probaturas iniciales con Casadesús o Barral tirados a un banda no han dado el resultado que se ha podido ver con un hombre de banda jugando en su posición.

Y así llegamos a la posición que debe marcar la diferencia entre la permanencia o no, la del 9. La opción Barral, la habitual hasta ahora han mostrado naufragar ante el ímpetu del gaditano. Tal es su despliegue a la hora de correr que en ocasiones si no pierde su posición, llega a 'molestar' a un compañero. En equipos pequeños luce mucho correr, pero ayuda más si esas carreras se hacen con sentido. 
Tanto quiere presionar que, cuando el equipo recupera el balón, carece de un jugador adelantado al que buscar. 
Más posicional ha sido jugando como 9 Casadesús, dejando este año sus mejores minutos como 9, mucho mejor que en banda o como segundo punta. Más estático y con tanto trabajo como Barral.
La incógnita en el ataque la provoca Rafael Martins. En lo poco que se ha podido ver al delantero brasileño, se atisba un 9 técnico, con recursos en el área, pero no las lesiones nos han privado hasta ahora de verle con continuidad.

Detectados los errores ¿Hay capacidad de ver al Levante jugar 'mejor'? Sin tener la oportunidad, como contaba antes, de ver el día a día del equipo, y guiándome sólo por los buenos minutos que ha ido dejando en cada uno de sus partidos, hay capacidad para poder ver a un equipo más solido, algo más creativo y con más peligro en ataque y, con eso, seguro que los resultados positivos no tardarían en llegar.