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¿Es Torres el 9 que necesita Inzaghi?

La llegada de Fernando Torres el Milan parecía una buena solución para la situación de bloqueo que vivía el delantero madrileño en el Chelsea, adelantado por todos los costados por las otras opciones con las que Mourinho contaba para el ataque blue y sin tan siquiera unos buenos números que justificaran su permanencia (más allá del coste de su fichaje).
En el equipo italiano encontraría, o debería, un equipo que busca una figura ofensiva referencial desde la salida de Zlatan Ibrahmovic.
Hasta la presencia en el banquillo del que fue un delantero de fama mundial como el 'Pippo' Inzaghi parecía aliarse para esperar una vuelta de Fernando Torres a unos números más familiares.

Pero el inicio de temporada del Milan parece haber ido en otra dirección. La irrupción de otro jugador que busca reencontrar sensaciones positivas como Ménez en la posición de 'falso 9' planteaba un debate en donde había que tomar parte entre apartar al galo del centro y dar entrada a Torres o aguantar al ex del PSG como punta de lanza mientras su estado de gracia dure o, si realmente estamos ante uno de los posicionamientos del año en el Calcio, usar a Torres como un valioso plan B a lo largo de un año en el que los rossoneri no deben defender su honor por Europa.

El arranque en Serie A con dos victorias sólidas y una derrota en forma de vuelta a la dura realidad contra la Juve, presentaban el partido intersemanal ante el Empoli como una fecha oportuna en cuanto altura de temporada y exigencia del rival, como para comenzar a dar entrada a Torres sin dejar de contar con Ménez. Así, Inzagui alineó de inicio al delantero español como única referencia de ataque y 'acostó' al francés a la izquierda. Completó el ataque con Honda en derecha y, bueno, Muntari como centrocampista con más presencia en segunda línea respetando a Van Ginkel y De Jong como medios más 'posicionales'.
Y la verdad es que el encuentro dejó mucho sobre lo que escribir en cuanto al Milan y sus recursos.

El primer lastre con el que tuvo que combatir el Milan fue con los dos goles a balón parado que concedió después de unos buenos primeros diez minutos en cuanto a que vivió mucho en el campo del Empoli. Su zaga se mostró poco contundente en la defensa de un córner y en una falta donde una jugada ensayada de los locales, sin ser excesivamente compleja, mostró otra vez la endeblez de la dupla con la que salió hoy Inzaghi: Bonera - Zapata.
A partir de ahí le toco remar contracorriente al Milan y Ménez se echó al equipo a la espalda de una manera que podíamos esperar: conducciones y buscar balones filtrados una vez recibía o llegaba a una posición adecuada.
Torres, por su parte se mostraba como pesado y sólo tras el gol con el que recortaba distancias, comenzó a verse a un jugador más activo.

Y es que tras recortar distancias y acentuado en el segundo tiempo, Torres se mostró como un jugador de recursos en el área y con visión. ¿Por qué este cambio tras el gol? Se podría hablar del aspecto anímico, que seguro que tuvo su peso, pero lo que realmente influyo en los buenos minutos de Torres con el Milan fue que el equipo vivió mucho más cerca del área rival. El Empoli se vio con fuerzas para aguantar una renta tan corta y cedió la iniciativa, el espacio y la pelota a un Milan que ciertamente carece de un jugador de carácter creativo como para dar una fluidez a sus ataques, pero que sí cuenta con jugadores de más pegada.
Así, Torres cerca del área y dentro de ella, se animó a ganar protagonismo y buscar a sus compañeros cuando se veía como foco de atenció de la zaga del Empoli.



A falta de nueve minutos se puso fin a su participación en el partido dando entrada a Pazzini, un delantero mucho más de área si cabe que Torres, de menos lírica y más prosa, con el fin de cazar algo en el área en una llamada al séptimo de caballería que entonó el Milan en los últimos minutos.
Finalmente no fue suficiente como para concluir la remontada y el Milan, su defensa, complicó un partido hasta el punto de no tener suficiente recursos como para cumplir con lo esperado.

Pero analicemos todo lo que deja este partido, con poco cartel, en cuanto a las posibilidades ofensivas de un Milan que venía con Ménez como falso 9 y que acabó con un cazagoles de área pequeña como Pazzini con Fernando Torres entre medias. Quizás no suficiente como para pelear un Scudetto pero sí para volver a aspirar a plazas europeas. 
La movilidad de Ménez, el cañón de Honda, los recursos de Torres y la caña de Pazzini hoy. Y tenemos que esperar a que Inzaghi active definitivamente para la causa a El Shaarawy que con su velocidad bien podría ser un buen acompañante para Torres.

Muchos partidos todavía por delante y, con ellos, un cúmulo de situaciones a los que hacer frente con una interesante batería de atacantes.

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