La ubiación de Leo Messi como falso 9 por parte de Guardiola durante su primer año al frente del Barcelona fue el paso que pilló a pie cambiado a sus rivales cuando parecía que podía haber armado algún sistema defensivo para frenar el juego de ataque del equipo azulgrana. Pero después del triplete el siguiente que paso que dio el técnico catalán fue (bueno, a parte de encapricharse en Chygrinsikiy) reforzar el ataque con Zlatan Ibrahimovic.
La idea era clara: tener un 9 referente que finalizara, que fuese asociativo y que a su aporte técnico no se le echara en falta el trabajo gris en presión.
Aquel año el cambio de sistema a partir de la entrada de nuevos nombres no resultó positivo y lo complicado de hacer convivir en el césped a jugadores que buscan la misma importancia en el juego no hizo factible que la idea que rondaba la cabeza de Guardiola tuviera más oportunidades para madurar.
A partir de aquella prueba fallida y ya con técnicos diferentes la absorción del juego de ataque de Messi hizo que la figura de un delantero centro en el Barça fuera apartada hasta el punto de ver al primer equipo culé sin un 9 al uso.
Cinco años después las coordenadas para encontrar a Guardiola han cambiado, ahora entrena al Bayern de Munich pero su afán por continuar innovando e ir un paso por delante con respecto a sus rivales le ha llevado a retomar la idea de jugar con un 9 referencial como plan A. El fichaje de Robert Lewandowski unido a la salida de Mario Mandzukic evoca de manera exagerada a la salida de Eto'o y la llegada de Ibrahimovic a Can Barça cuando en España aún no se había atisbado el potencial como preparador de Guardiola.
Pero en esta ocasión será en un escenario totalmente diferente: será un 9 que no llega 'de nuevas' a la Bundesliga, no entrará en el equipo con el objetivo de ser el jugador que acapare todas las miradas y, lo más importante, no tendrá un jugador de las características de Messi que condicione su participación en el equipo.
Lewandowski se ha mostrado como un 9 moderno. Tiene recursos de rematador dentro del área, pero también genera en esa misma zona o fuera de ella. Puede jugar 'como boya' pero es lo suficientemente rápido y técnico como para no desentonar en asociaciones milimétricas.
En los minutos de pretemporada en los que ha ido participando hemos podido verle mayoritariamente jugando en una posición cómoda y conocida para él, como faro ofensivo del equipo, con sus recursos para poder manejarse con soltura entre una acumulación de rivales, un escenario que ya conoce y que con su nuevo equipo descubrirá en unos tonos más extremos.
También con posibilidad de correr cuando su equipo ha recuperado, no todo será posicional en su aportación ofensiva.
Pero también Guardiola ha probado al polaco como atacante por la banda derecha, ya sea cuando ha compartido funciones con Pizarro o para crear un espacio listo para que otros compañeros lo ataquen. En este planteamiento ha podido lucir velocidad y desborde quizás inesperado para un jugador de sus características físicas, pero ha dado la sensación de que se pierden gran parte de sus virtudes y se debe valorar hasta qué punto es necesario ese sacrificio para dar soluciones para su equipo y crear nuevos problemas al rival.
Con todo esto, el Bayern de Munich ofrece un nuevo estímulo de cara a esta temporada, un ataque reforzados y nuevas posibilidades de mejorar un juego que ha rozado la excelencia durante algunos tramos de la pasada temporada.
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