Han tenido que pasar casi veinticuatro horas desde que el balón comenzara a rodar en Da Luz en el partido más importante de la temporada y que podáis leer algún tipo de entrada medianamente ordenada en este blog sobre lo que allí acontenció.
La final madrileña de la Champions cumplió con las expectativas que había generado en cuanto a ritmo, vigilancia al rival y bueno, perfiles de los equipos después de lo que habíamos visto de ambos contendientes a lo largo. Quizás, para algunos, no fue excesivamente vistosa, pero dejó un buen puñado de detalles que bien pueden explicar lo que vimos (en ello estamos) y, siendo menos relevantes, ayudan a entender cosas.
Como ya he intentado en otras ocasiones, comparto con vosotros los que creo que son las cinco claves que llevaron al desenlace del partido.
- Error de inicio: Tanto Simeone como Ancelotti, por tener una plantilla corta o por estar condicionado por bajas, apostaron por Diego Costa que arrastraba molestias y Sami Khedira, práctiamente inédito en el curso. El hispano-brasileño duró nueve minutos sobre el césped y el turco-alemán más o menos una hora, donde se mostró preciso, pero sin la chispa tras tantos meses parados. Después de lo visto, su participación desde el inicio no pareció acertada y provocó cambios en lo sucesivo.
El más determinante fue el cambio de Costa por Adrián. El delantero asturiano, de un corte tan diferente al de Costa, cambió por completo la forma de atacar del Atleti, más asociativo y buscando las cosquillas al rival por las bandas de una manera más clara, dejando espacio para Villa o las llegadas de Raúl García por dentro.
Khedira salió del campo cuando el Madrid buscaba un golpe de timón que apretara más las tuercas a los rojiblancos. Como os decía, no estuvo excesivamente fallón pero la entrada de 'Isco' por él produjo un reposicionamiento y algo más de inventiva en una zona que el Atleti, como a lo largo del año, había blindado bien, el carril central.
- Gabi y Ramos: Ambos sostuvieron a sus equipos, firmaron el partido que todo profesional desea hacer en una final y salieron reforzados a nivel individual, aunque al capitán rojiblanco le valga de poco a estas horas tal reconocmiento.
Gabi sirvió de lanzadera de los contraataques de su equipo cuando recuperaba el balón y veía una salida factible, dio pausa cuando esta no aparecía y se vacío a la hora de no dejar a su equipo en inferioridad en la zona por donde el Madrid fuera a atacar.
La naturalidad con la que pudo incrustarse entre los centrales acabó de fortificar al Atleti mientras dominó territorialmente el partido. Tras el empate y el hundimiento colchonero, mantuvo este rol haciéndolo más imporante todavía.
El partido de Ramos vino a reafirmar su momento dulce a nivel goleador en las últimas semanas, algo que no pasaría de anecdótico de no ser por el momento en el que 'ha elegido' convertirse en un jugador determinante en las dos áreas. Pero es que además ha recuperado una finura física que le convierte en un titán infranqueable o, tal vez, un atleta que corrige errores, propios o de terceros, a una velocidad que casi evita que sean perceptibles.
- El empate: hubo tantas casualidades históricas en el empate de Ramos que parecía que todo el trabajo psicológico que hubiera hecho Simeone en la previa con sus jugadores se tornara contra ellos. Pareció un equipo diferente al que habíamos visto hasta ahora. Más humano, más acorde con lo que se podía esperar de un finalista con el que nadie contaba en septiembre, sufrió vértigo, cansancio y esto provocaba errores y que el equipo se partiera facilitando que el Real Madrid tirara de su recurso favorito: salir en velocidad tras recuperar el balón.
- Las porterías: Ambos equipos venían liderados por los dos mejores porteros de la competición en cuanto a porcentaje acierto en sus intervenciones (más del 82% cada uno). Casillas con una mística contra el Atlético suficientemente importante como para no ser un detalle baladí y Courtois habiendo firmado la mejor temporada de un portero en Europa y con la confianza de una defensa que se había convertido en una zona infranquiable el área rojiblanca.
No fue el mejor partido de ninguno de los dos: Iker falló estrepitosamente en el gol que encajó su equipo y Thibaut perdió confianza tras el empate dejando 'manos blandas' en el gol de Marcelo y si bien fue un despeje meritorio no fue lo suficientemente contundente como para evitar que el balón rechazado fuese a parar al segundo palo donde apareció Bale para voltear el partido.
- Di María y Cristiano Ronaldo: Contar con un jugador en el mejor momento de su carrera y con el Balón de Oro, cuando hablas del equipo que va a disputar una Champions, hablas de dos jugadores destinados a marcar la diferencia en el partido. Mientras que el argentino volvió a firmar un partido soberbio tanto por fuera como por dentro (un buen recurso de Ancelotti en esta campaña) ayudando a la 'adaptación' de Khedira y a 'rajar' la banda derecha del Atleti o, cuanto menos, crearle un dolor de muelas continuo, hasta el punto de ser elegido jugador del partido, el crack portugués confesó después de la final haber jugado 'limitado'.
Mucho se ha hablado en los días previos sobre si Cristiano Ronaldo debía participar en este partido sin estar al 100% ¿anteponer su determinación a su participación regular en el juego del equipo? En el caso del luso, contando con el beneplácito por parte de Ancelotti a la hora de recuperar fuerzas en la fase defensiva del equipo, no parece mala opción, pero ante un equipo tan exigente a la hora de encontrarle errores una vez ordenados, restó capacidad de sorpresa y no le ofreció espacios para crear desequilibrios. Supo anular bien el Atleti a Cristiano Ronaldo.
Como suele ser habitual, la Champions acogió en su final a los dos equipos que más méritos habían mostrado para ser candidatos a levantar esta Copa, pero, aunque tampoco sea algo sorprendente, las bajas y las mermas físicas tras una exigente temporada para ambos contendientes privó de ver un espectáculo de mayor impacto visual, pero también ayudó a ver puntos flacos de dos equipos que, por momentos, han parecido invencibles.
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