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Paco Jémez, la valentía y la temeridad

En 1997 Andrés Calamaro publicó su primer disco tras su etapa al frente de Los Rodríguez. Un trabajo de un altísimo nivel que sirvió de preludio a su mejor obra, Honestidad Brutal, que dejó marcadas a fuego algunas frases a las que uno recurre con frecuencia. Casi que tiene una para cada ocasión.
En esa grabación hay un corte divertido llamado 'Nunca es igual'. Una canció con claro tinte psicotrópico que cierra con una locución de Antonio Escohotado, brillante, que rubrica con un 'confunde la valentía con la temeridad'.

Durante aquel año, Paco Jémez comenzaba su último año en el Deportivo de la Coruña, su etapa más prolífica en cuanto a títulos y pocos (o nadie) se imaginaba de él a un entrenador en Primera joven y de un enorme impacto tras una interesante etapa en Las Palmas primero y en el Córdoba después antes de llegar a Vallecas.
Y casi desde el principio el bueno de Paco genera sensaciones encontradas en mí. 
Si quiero ver un partido sin un estímulo previo, en el que pasen cosas, sin lugar a dudas el Rayo de Jémez es una buena opción. Su intención de ser protagonista en todos los partidos que juegue le convierte en un rival 'al que se puede meter mano' o, si eres rayista, un equipo que jamás te decepciona.



Queriendo hacer una visión algo más elaborada observas automatismos en su Rayo que dan fe de que más allá del populismo que pueda destilar en la sala de prensa, es un entrenado que trabaja mucho en lo que se ve sobre el césped.
Pero cuando uno piensa en un partido como una competición entre dos rivales, no me gusta Jémez. Confunde la valentía con la temeridad. Tiene una fe tan ciega en su idea que no parece preocuparse de saber si cuenta con los jugadores adecuados como para llevarla a cabo de una forma rentable. Quizás el fútbol moderno me haya hecho más 'áspero' cuando hay que valorar y busque un compendio entre el medio y el fin, donde hasta ahora el técnico canario no parece encajar.

¿Le penaliza esta obcecación a la hora de ser tenido en cuenta por clubes con objetivos más altos? ¿Qué diríamos del entrenador de un grande que se cierra en una idea que no da resultados? ¿Hasta qué punto sirven de colchón los escasos medios con los que cuenta el Rayo para 'perdonar' a Jémez los malos resultados hasta ahora?
Son preguntas que ayudan a dibujar el escenario sobre el que se mueve y que, en ocasiones, tapan las virtudes y defectos de un técnico que no deja indiferente, pero al que quizás haya que pedirle algo más, que de un paso al frente a nivel profesional amoldando su libreto a nuevas situaciones.

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