Este año 2014 empezó con el fin de dos culebrones (?) que habían mantenido en vilo a las direcciones deportivas de Real Madrid y Juventus, dos de esos equipos a los que se les exigen, cada temporada, el pelear por todo hasta el final.
Las renovaciones de Xabi Alonso y de Andrea Pirlo, dos jugadores veteranos pero de importancia capital en el juego de sus equipos atiende a esa tendencia de apurar a jugadores únicos en el mercado y ya asentados en el equipo cediendo a sus pretensiones.
En este verano, en el equipo madrileño, la llegada de Illarramendi y la participación en pretemporada de Casemiro fueron señaladas como una hipotética sustitución, una previsión en el caso de no poder mantener al tolosarra en el equipo. Haciendo un análisis algo más profundo es innegable que ni el ex de la Real ni el brasileño son una copia exacta de Alonso, por lo que el contar con dos jugadores jóvenes y con proyección para llevar a cabo esa transición debía servir para saber que se contaría con jugadores de talento para esa posición más allá del estilo de juego que adquiera el Madrid cuando Alonso ya no esté (un debate que, por ejemplo, se produce a menudo en Barcelona planteando el equipo post Xavi Hernández).
En esto nos encontramos con el excelento nivel de Luka Modric. El croata llegó casi con el mercado cerrado a Chamartín y entre el 'retraso de preparación' y la adaptación al club y a la Liga fue en las últimas semanas de campeonato cuando pudimos ver trazos de lo que el internacionl arlequinado iba a aportar a su nuevo equipo. Modric también planteó una discusión rica en cuanto a saber qué posición en el campo aprovecharía mejor sus virtudes: por delante de la defensa, como interior o como mediapunta. Para la primera se le veía frágil, para la segunda con poco trabajo sin balón y para la tercera con falta de espacio para maniobrar.
Los minutos de juego, más en unas que en otras, se han encargado de disipar las dudas para cada una de ellas y en la actualidad, debe ser el interior más en forma del mundo: clarividente con el balón y muy generoso en el esfuerzo cuando el equipo no lo tiene.
Habrá Xabi Alonso hasta 2016 pero tras esa etapa y con permiso de Cristiano Ronaldo, no sería descabellado pensar en un peso como el del 14 blanco en el juego del Madrid por parte de Luka Modric.
La Juventus cuenta con una urgencia local menor. No tiene la misma exigencia en el campeonato local (cosa que a veces le resta intensidad cuando ha salida a competir fuera) y la continuidad de Pirlo, al que ya el curso pasado a nivel físico se le hizo largo en algunos tramos, era más por no reforzar a un rival directo que por no tener alternativas reales. Pero igualmente no podría encontrar en el mercado un jugador con las mismas prestaciones por más que se intente comparar a Verratti con la barba más elegante del Calcio.
Al igual que el Madrid con Alonso, la Juventus prefiere invertir el dinero que costaría encontrar algo parecido a Pirlo en tener al propio Andrea contento en el equipo hasta que las piernas no den para más. Pero mientras el italiano apura su brillante madurez la Juventus ya tiene bien cubierta la zona de su centro del campo con dos jugadores física y técnicamente entre los mejores del mundo: el chileno Vidal y el francés Pogba.
Vidal, olvidado a nivel europeo de las grandes distinciones individuales, fue elegido mejor jugador del Calcio la temporada pasada y cada partido suyo en Europa es una auténtica exhibición de omnipresencia a partir de la inteligencia táctica.
Pogba capta con más facilidad la atención del espectador, vertical, potente y con muchos recursos ha sabido convivir con la etiqueta primeriza de 'sustituto de Pirlo' para tener su propia etiqueta en un equipo puntero.
Curiosamente tanto Arturo como Paul parecían estar destinados a brillar igualmente pero en latitudes diferentes. En Manchester habrá quien se tire de los pelos por haber dejado escapar a un talento como el de Pogba a coste cero mientras que en Munich pasará algo parecido cuando parecía que tenían todo encarrilado para contratar al jugador cuando milataba en el Bayer Leverkusen.
Suenan lejanos aquellos tiempos, o también porque en España a partir de los treinta tendemos a jubilar a los futbolistas, en los que pasaban varios jugadores y algunos millones entre el rendimiento de un jugador clave y la llegada de otro de igual resultado en el juego y resultado. En el ya recomenado anteriormente 'Soccernomics' exponían el caso del Olympique de Lyon que cuando un jugador comenzaba a despuntar ya tenían a su sustituto en el equipo o, más recientemente, la facilidad de Klopp para sobreponerse a la pérdida de sus estrellas.
Dos formas de trabajar, de planificar, que deben ser justamente valoradas.
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