Ayer tenía unas ganas enormes de ver el primer partido del Levante en esta Liga. Ciertamente a pesar de las muchas bajas soy de esos aficionados que se logran contagiar con velocidad de la ilusión que traen las caras nuevas. Si bien la visita al Camp Nou nunca es propensa a una resaca feliz en forma de tres puntos, tampoco esperaba que se diera un resultado tan abultado como el que se vio en los marcadores del estadio culé.
Y mira que pensaba que, como también había dicho Caparrós, a Barça (y Madrid) mejor ahora que 'cuando hayan metido la directa'.
Tras la primera parte, la sensación era de que sí, un gol a los dos minutos puede echar al traste todo lo que el equipo podía tener preparado para un partido tan exigente, pero ni con ese hándicap se puede explicar que se viera a un equipo que se pareciera tan poco a lo que el técnico utrerano se había encargado de alertar durante la previa: ni presionó, ni trató de atacar con velocidad y, lo que más rabia me dio, ni tan siquiera fue intenso en la defensa.
Pero lo más sangrante de todo es que, más allá de las novedades que pueda aportar Martino al Barcelona y de que el equipo culé hizo una presión excelente, el Levante, con su planteamiento en 4-4-2 (¿para qué ensayas el 4-2-3-1 durante la pretemporada como opción A?) facilitó el juego interior azulgrana permitiendo así que Cesc y, en menor medida, Xavi movieran al equipo con acierto y sin problemas.
Vamos a repasar los seis goles encajados en la primera mitda (obviando las circustancias del séptimo).
Minuto 2, balón hacia la izquierda donde el Levante trata de hacer una superioridad descuidando por completo el centro. Flagrante que nadie siga a Cesc en su carrera hacia el área y, por ese intento de presión, Xavi aparece solo para asisitir a Cesc. Messi y Alexis, quien finalmente marca, con mucho espacio para entrar.
Esta jugada es un clásico del Barça en este lustro y además ya se le han hecho algún gol al Levante con ella. La permuta entre Cesc y Messi. El argentino baja a recibir desde la posición de 9 para que el catalán entre desde segunda línea. Pedro López y Rodas persiguen a Cesc quien sabe que Messi está por detrás sin marca alguna. La jugada sigue con la asistencia del 10 argentino hacia Pedro y, tras un rechace, rematando el mismo sin que nadie le haya seguido.
El tercer gol nace de una recuperación en el córner por parte de Messi y fijaos qué cantidad de jugadores han acudido tras ganar de nuevo la posesión. El Levante se 'acula' demasiado y cuando sale a tapar un posible disparo, Messi filtra para Cesc y Alves caza el balón suelto para marcar.
El cuarto gol viene a partir de otro movimiento que todos conocen. Messi sale de la posición de 9 para crear la superioridad en el centro. Sérgio le persigue dejando a Cesc libre por dentro, pero lo hace tan tarde que a Messi ya le ha dado tiempo a ver la línea de pase que dibuja el desmarque de Pedro. Ciertamente es un gol donde la técnica del Barça es determinante, pero la presión lenta del doble pivote granota ayudó.
El gol de penalty vino precedido por una jugada que bien describe la desconexión del Levante ayer. Pierde un balón y la distancia entre el centro del campo y la defensa es tal, que a Adriano no le cuesta ofrecerse como una opción de pase a Pedro (bien encimado por Pedro López eso sí con la ayuda de Rodas) con todo ese espacio para haber tirado o buscado una llegada de Xavi o Cesc. Para más inri, el propio penalty, a un jugador de espaldas sin más opción, después del repliegue, que retrasar el balón.
Otro gol que vino por la libertad con la que jugó el Barcelona por dentro. La jugada parte desde la derecha y Cesc aparece en la mediapunta sin que al doble pivote levantinista le dé tiempo a cerrarle. Xavi le deja el balón de cara a portería con tiempo como para pensar qué hacer. La resolución de Cesc es fantástica con un pase medido a Xavi, pero una vez más la tardanza en llegar a, cuanto menos, molestarle, permite que cree la ocasión.
Seis goles que nacen indudablemente por la lentitud en el repliegue del Levante tras la pérdida y por la distancia que esto generaba entre una defensa que no parecía tan adelantada como quería Caparrós. Pero también hay que valorar la presión que hizo ayer el Barcelona a un Levante que no destaca por su primer pase en la creación. Presión altísima y bien ejecutada que en la primera mitad le permitió vivir prácticamente en la zona de 3/4 granota.
Lo positivo es que, con seguridad, no haya más equipos que puedan plantearle un partido así al Levante y que tiene tiempo y margen para corregir estos y otros errores.
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