Grecia, como selección, me tiene conquistado. Desde aquella Euro de
2004 donde se llevó el título ganando a equipos que con mejores
jugadores y con propuestas más ‘aceptadas’ la tengo como un equipo
contracultura sin estrellas mediáticas de las que depender pero con un
grado de compromiso con la idea colectiva altísimo.
El no clasificarse para el Mundial de 2006 para algunos significó
restar mérito propio para sumárselo al factor de la suerte ese éxito
pero realmente la personalidad sobre el campo siguió siendo la misma
hasta esta Eurocopa. Puede que ahora no sea un perfil tan defensivo,
también tiene peores defensores que en aquel 2004 y que quieran hacer
cosas cuando tienen el balón, pero sin dejar de reconocer que para
‘estas alturas’ son equipos que no están preparados para llevar la
iniciativa por tener un fútbol demasiado lento.
Y así lo han vuelto a hacer: un empate, una derrota y una victoria
para llegar a Cuartos de Final con un juego que tampoco habrá levantado
pasiones, pero donde sí que han dado lo mejor de si mismos liderados por
un Karagounis que no sólo ha sido clave en el juego, sino que se antoja
como guía dentro del grupo.
No estará ante Alemania (un partido terriblemente morboso por cuanto
está pasando a nivel social en el país heleno y que ha encontrado en el
equipo nacional uno de los pocos motivos por los que ‘Grecia’ puede
hacerles sonreír) en los Cuartos y seguro que su equipo le echará en
falta sobre el césped aunque el guión no varíe y más ante un equipo que
deberá cumplir con el papel de molde que justifique el sistema griego
ante un partido sin vuelta de hoja.
Pero no querría cerrar esta nota de Grecia sin hacer una pequeña
mención a Samaras: cuerpo de ariete, posición de extremo y un trabajo
altamente generoso para su equipo. Falla y un delantero sin gol parece
un chiste en un torneo de este calibre parecería inadmisible, pero el
respiro que le da a su equipo todavía no me parece suficientemente
reconocido.
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