Hace unos minutos el Manchester City ha ganado la Premier League.
Algo que cuando empezó el torneo en agosto muchos esperaban y que a
medida fue transcurriendo el torneo se fue cristalizando, con recorte de
puntos al eterno rival incluído.
El equipo que ‘lidera’ esta hornada de clubes que han crecido de
manera antinatural por la cantidad de dinero que han dispuesto para
fichar a lo mejor del mercado se ha creado no diré enemigos pero sí
aficionados que no respetan para nada este modelo de gestión, que
‘revienta’ la comptetición ante equipos que trabajan durante varios años
para armar equipos campeones.
Pero hoy el equipo azul celeste de Manchester ha demostrado no ser
humano (cosa que ya hizo con fracasos anteriormente) sino tener alma,
corazón y ganas de morir luchando. La manera en la que ha ganado la
Premier, volteando un resultado adverso tras la lesión de su mejor
jugador en casa ante un rival que se jugaba el descenso en el descuento,
vale más para el aficionado al fútbol que todos los millones que ha
costado juntar a sus numerosas estrellas.
El City ganó la Premier como muchos esperaban, pero la rúbrica la
firmó con sangre, sudor y lágrimas acercándola más a los valores que
hacen que un equipo sea admirado más allá de sus orígenes.
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