El pasado sábado se jugó ese partido que sí, que para al mundo y que,
a un nivel más mundano, debía servir para decidir la Liga o darle algo
más de vida. Este texto tenía que haberse colgado el sábado, pero no os
mentiré, que entre el partido del Levante y los problemas con mi
proveedor de internet ha tenido que vivir en mi cabeza durante algo
menos de cuarenta y ocho horas.
¿Llega esto tarde? Con mucha seguridad. Ya habrás leído mil y un
análisis de lo que pasó en el Camp Nou, pero no por ello me resisto a
compartir unas ideas, ahora sí, algo más sosegadas sobre lo visto el
pasado sábado.
Guardiola vs. Mourinho: Desde la llegada del
portugués a la Liga para liderar el equipo que debía romper la hegemonía
azulgrana en el torneo local (y el europeo) no había conseguido, más
allá de los marcadores, demostrarse tan superior en la pizarra como en
este último enfrentamiento. Aprovechando las virtudes de sus jugadores y
demostrando que había estudiado muy bien a su oponente no sólo planteó
de inicio un partido valiente y sin fisuras, sino que supo ir
‘respondiendo’ a los nuevos retos (aunque esta vez no fueron tan
‘complejos’) de Guardiola para voltear el resultado.
El de Santpedor, por su parte, dicen que le molestó la filtración del
once horas antes del partido, pero más allá de ese hándicap, y como
ocurrió sin ir más lejos en Londres unos días antes, quiso morir con las
botas puestas y quizás ese fue el principio de su fin. Traspasar la
complicada línea que separa la fidelidad a un modelo con el ser
previsible (algo contra lo que paradójicamente ha ido peleando Pep desde
que asumió este cargo). Tampoco los cambios que realizó parecidos al
partido ante el Levante, sirvieron para desenquistar la situación: amaga
con abrir el campo quitando a un hombre interior por otro más abierto
para después ‘desandar’ el camino sacando a un jugador de banda por otro
más centrado.
Duelos individuales: Arbeloa se comió a Tello y no
sufrió con Iniesta, Coentrao, hace unos días en el disparadero, venció a
Alves y a Pedro más tarde, Khedira se aprovechó del mal momento de
Xavi. Sobre todo, Cristiano Ronaldo estaba bien vigilado, pero nadie le
pudo secar y Özil por fin vivió una tarde feliz en el Camp Nou ante un
desbordado Busquets. En un partido donde las directrices tácticas han
ganado un peso superlativo las diferencias las marcan algunas de las
grandes estrellas y, quizás salvando a Iniesta en fases, ningún culé se
‘comió’ a su par madridista. La confianza en el sistema dio confianza al
individuo y viceversa.
Defensa flotante, regalar bandas: Para mí fue la
clave. Levante y Chelsea medio mostraron el camino para no caer en la
trampa del falso nueve. Ocupar el espacio sin querer asfixiar al
conductor y no tener problema con tapar el carril central a cambio de
espacio por fuera. El Barça puede hacer daño pero no tiene especialistas
de primer nivel en el juego de bandas, en ataques estáticos no es común
que cuelgue un balón desde la banda hacia la posición de nueve porque
sus hombres de banda van al centro y no tiene un jugador que pueda vivir
como ariete más o menos clásico, de los de toda la vida. Está claro que
ante la insistencia podría darse un despiste y que un Thiago, un Cesc,
un Messi, en llegada sorprendiera, pero la concentración en este aspecto
anuló la posibildad. Con un único movimiento morían dos opciones de
ataque y hacía previsible el camino por donde atacaría el Barça.
Pegada: Si bien hasta el 0-1, el Madrid fue
‘rondando’ el gol con acercamientos que tensionaban al Barça, tras el
empate a uno, que casi la jugada siguiente fuera la del 1-2 tumbó al
Barça. Nadie contaba con que el Barça se quedara a cero en un partido en
casa (incluso con este Madrid como rival) así que era importante no
fallar, no detenerse en florituras innecesarias y ser, en este aspecto,
el Madrid más Madrid de las últimas épocas. Los azulgrana, por su parte,
dieron continuidad a su falta de acierto mostrada en los últimos
partidos y esto dio alas al Madrid.
Psique: Ambos venían de perder en la ida de las
semis con resultados remontables en casa, pero de maneras muy
diferentes… o no. El Barça venía de estrellarse con un muro y encajar un
gol fruto de un error infantil, mientras que el Madrid supo manejar el
partido con su mente puesta en 180 minutos y sólo otro error inadmisible
le costó la derrota. El post partido europeo se había comido parte de
‘la previa’ del Clásico y quizás profundizó en las aristas de esas
derrotas. En un par de días sabremos si se revierten (en el caso de la
negativa del Barça) o si estas dinámicas gozan de continuidad.
El Barça con un alto porcentaje de no equivocarnos, dejó de pelear
por la Liga a las 22:00 del sábado pero aunque en el pesimismo que reina
cabe recordar que de ganar la Copa y la Champions, cerraría el curso
con cinco títulos oficiales, algo que jamás consiguió en su historia.
Pero todo pueden ser noticias positivas para el Madrid que en cuatro
días puede dejar finiquitada la Liga y conseguir la ansiada final por
‘La Décima’.
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