Ayer había partido importante en el Ciutat de València. Soy de esos
aficionados que encuentra la posición del Levante anecdótica y de los
que no respirará hasta que se tengan los puntos para mantener
virtualmente la categoría (algo que llevo semanas sin ver en el campo).
Por eso la visita del Zaragoza se me presentaba como un partido
crucial no sólo por ser ante un rival directo, sino porque era el
primero de tres que de manera consecutiva se van a jugar en casa ante
equipos con los que se comparten objetivos (tras los maños, Getafe y
Racing).
Tras la goleada en Mestalla en la Copa (que se merece una entrada a
parte sobre si al Levante le interesaba haber pasado dos rondas) mi
preocupación no se centraba en el aspecto anímico, sino en la
enfermería: sin Juanlu (clave), Valdo y Barkero, la línea que escuda a
Kone, el Levante es otro equipo o por lo menos, no tiene los jugadores
necesarios para llevar a cabo sus habituales automatismos adquiridos.
Tenía la duda del estado de forma de Rubén, pero viéndolo de la partida
confié en su condición.
Y así llegamos a la disputa del choque donde la disposición del
Levante va variando: cuando tenía el balón, Xavi Torres abandona el
mediocentro para ocupar la posición de mediapunta siendo el mejor lector
de juego del equipo es algo que debe sumar para dar el ‘último pase’.
El problema nación cuando ni El Zhar ni Rubén se abrían a la banda sino
que ocupaban una posición o demasiado centrada o demasiado adelantada.
Si la idea era que los laterales subieran, ayer no fue la tarde y eso
provocó dos problemas ante los que el equipo no se había enfrentado
hasta la fecha: acumulación en el centro del campo y pérdida de su
salida primaria por las bandas.
Sin balón la posición más habitual era con Torres de nuevo en el
medio por detrás de una doble mediapunta formada por Rubén y El Zhar con
Kone como primer estorbo en la salida. Las bandas libres hasta la zona
de la defensa, no sé si porque JIM quería empujar al Zaragoza hacia esa
zona para iniciar.
El equipo maño no ha sido de los mejores que ha pasado por aquí y
seguro que compite por ser uno de los más pobres en cuanto a juego,
sobre todo en la segunda mitad. Sólo los errores (muchos ayer) del
Levante les creaban situaciones de peligro con espacios.
Con el equipo atascado Martínez vio la solución en algo que
comentábamos en la grada, abrir el campo. Higón entró por Rubén y el
equipo ganó en calidad en su juego ofensivo, pero seguía fallando en el
último pase.
Para mí apostando por este sistema podría ‘haber caído de maduro’
pero hubo un nuevo cambio que lo devolvió todo al principio: Torres por
Jordá. Quitar a tu medio con más movilidad ‘box to box’ por un ariete
puro. Más hombres por medio y mucha lentitud en la distribución con
Iborra y Farinós que pecaron de conducción excesiva, aunque claro, su
habitual mecanismo de buscar al hombre de banda no existía o se producía
tarde con Del Horno y Venta.
Con
el Levante continuamente atascado, he de hacer un alto en la figura de
Kone. Reconozco que no le tenía mucha fe en su llegada pero el partido
que firmó ayer fue escandaloso. Si no fue perfecto en el juego de
espaldas, estuvo muy cerca de ese nivel, cayó con inteligencia a la
izquierda y se bastó para ser un incordio para los centrales maños. Sólo
le faltó, como a todo el equipo, el último toque, el remate después de
crear espacios. Acabó el partido agotado y JIM debería pensar en que es
su mejor delantero y debería dosificarlo más (no en un partido como el
de ayer, pero si en alguno resulto).
Y para cerrar el capítulo de aspectos positivos otra actuación
individual, la de Cabral, otro jugador que por lo que me habían contado,
no debía sumar demasiado pero que está a un nivel altísimo hasta el
punto de que no me preocupa la venta final de Nano al fútbol chino.
Nuevos problemas y búsquedas de soluciones anoche en el Ciutat. Si ayer no me lo pasé bien con un empate a cero, mentiría.
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