Este fin de semana estaba marcado en rojo (nunca mejor dicho) en los calendarios de los aficionados de Independiente y de Racing de Avellaneda.
Se veían por fin las caras en el Clausura en el nuevo Libertadores dos de los equipos protagonistas de una rivalidad nacida en un barrio y exportada a todo el mundo.
No hace mucho superpotencias del fútbol argentino, hoy en busca de una identidad que les permita volver a ser protagonistas positivas en la Liga Argentina, rojos y albicelestes se encontraban llevando tras de sí, como no, dos realidades encontradas. Los del 'Tolo' Gallego están haciendo un buen torneo que hace soñar a sus incondicionales con una victoria final. Por su parte, Racing ha cambiado de entrenador recientemente Vivas, que inició la campaña, fue reemplazado por Russo ejecutando una orden directa, ya no de la directiva del equipo, sino de sus mecenas personados en la familia Kirschner. Con el esfuerzo en armar un equipo señalado para campeonar es injustificable el torneo realizado y se pensó en este golpe sobre la mesa.
En el campo, después de sacar las clásicas polémicas previas al partido sacando punta de todo lo posible, respondió al típico partido de esta naturaleza: respeto mútuo, pocas ocasiones y mucha tensión.
Independiente dominó durante la primera hora de partido y consiguió adelantarse poco antes del descanso por medio de un penalty ejecutado con mucha elegancia por Gandín.
Pero la última media hora fue para Racing que vio como el equipo local navegó entre la indefinición de no saber si matar el partido o guardar su renta y tuvo algunas oportunidades para amargar la fiesta roja.
Al final la cosa se quedó como estaba. Independiente suma otro clásico más (y van muchos ya en partido oficial) para seguir alimentando la ilusión de salir campeón, mientras que Racing sigue sin dar con la tecla que haga que su buen equipo funcione.
3 Comentarios
Saludos,
KUN
Un saludo!