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El dia del nueve, el día del trabajador.

El nueve es algo más que un dorsal. Implica demasiadas cosas. Así como el portador del diez es, generalmente, el señalado como el que aporta la magia, y dorsales como el siete o el once generalmente son clásicos de jugadores con fama de puñales, el nueve implica gol. Muchas veces sin brillo, sin glamour, con más garra que clase, pero gol.


La casualidad quiso que ayer coincidiera el "día del nueve" con el centenario de un club al que le tengo una especial simpatía, como es mi Levante UD. Pero en la red pudimos ver infinitas listas (esas subjetivas escalas) en las que calificaban a goleadores como Ronaldo, Van Basten o Muller como los mejores delanteros centro de la historia. Algo indiscutible es su calidad. Pero me gustaría reivindicar desde aquí la figura del delantero centro de empuje, de fe y de entrega, de esos que se curten en canchas humildes, que no lucen abdominales esculturales, que no disputan mundiales pero que siempre tienen una camiseta por la que luchar, porque hablando de números, estos nueves garantizan una buena cantidad de goles por temporada.

Y un magnífico ejemplo que ilustra mi cariño por este tipo de futbolista no os sonará a muchos, pero a mí me parece excelente: el goleador italiano Darío Hubner. Hablamos de un futbolista que quizás perviva en el subconsciente colectivo gracias a unas imágenes que recorrieron las televisiones europeas en las que fumaba en el banquillo del Brescia una vez había sido substituido. Pero se le debería recordar por tener un curioso récord: haber sido maximo goleador de las tres categorías profesionales del fútbol italiano. Darío Hubner, con cuya biografía no voy a aburrir puesto que la podéis encontrar en la red, machacó redes durante toda su carrera en una decena de clubs, siempre modestos, derrochando profesionalidad y entrega. Echó raíces en Cesena y Piacenza, pero muchos otros comprobaron su obsesión por el gol. Fue máximo goleador de la Serie A a una edad en la que muchos jugadores han agotado su gasolina: 35 años. Y todo desde sus 184 centímetros de casta, coraje y lucha.

Llevar el 9 (simbólicamente, puesto que en este Calcio uno puede llevar perfectamente el 78) es llevar la responsabilidad del gol, ese gol que a los equipos modestos da la vida. Y esa capacidad para echarse a las espaldas las ilusiones de un club modesto te hace ser, al menos para románticos del fútbol como yo, el mejor nueve de la historia en los corazones de quien en ti confía. Darío Hubner, Paco Salillas... no son balones de oro, pero seguro que sus seguidores los recuerdan mejor que a cualquier estrella mundial. Felicidades a ellos por su trabajo y a quienes los disfrutamos.

JM Martín

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1 Comentarios

Miquel ha dicho que…
Di que sí, Jm, un delantero virtuoso está bien, pero un ariete labriego del gol también merece su reconocimiento porque su falta de finura la suplen con mucho trabajo.

No sabía que Hubner fue cappo canioneri en las tres categorías del Calcio. Qué grande.



Saludos