Feliç Centenari, Llevant

por | 14:11:00
Ser aficionado del Levante es un ejercicio de fe. Sabes que el poco valor histórico que tiene ya ser el club decano de la ciudad, de que son muchos años a la sombra del Valencia y que jamás tendremos el apoyo institucional y mediático que merecemos.

Por contra, además de las emociones que te conlleva visitar cada dos semanas el Ciutat de Valencia, ser aficionado del Levante es formar parte de un club con una historia singular llena de desgracias que curten más que nada a la hora de entender el fútbol.


Sin lugar a dudas hay dos episodios que pueden servir de ejemplo para lo que quiero transmitir en esta entrada. El primero de ellos, relacionado con nuestro escaso palmarés, data de su reciente estreno y de la desdicha que siempre nos seguirá.


Y es que en 2007 en relación a las Leyes de Memoria Histórica, el Congreso de los Diputados, dio oficialidad a la Copa de la España Libre como título y por fin el Levante, tras muchos años de lucha, vio como se reconocía esta Copa, disputada durante el periodo de Guerra Civil (sólo tuvo una edición la de 1937) en el bando republicano de la zona mediterránea... y que hizo más dulce el haber ganado al Valencia en la final. Eso sí, la Federación Española no lo reconoce por lo que el palmarés del equipo varia según "quien te lo cuente".


Pero seguro que si preguntais a hinchas del Valencia menores de los cuarenta o cincuenta años, no encontreis muchos rastros de rivalidad local... cosa que no ocurre si le preguntas a cualquier aficionado granota. Como os contaba, vivir detrás de un coloso como el Valencia genera muchas disputas pero muy pocos saben que el inicio de esta rivalidad tiene una historia tan antigua como curiosa.


Ya habeis leído lo que le ha costado al equipo blaugrana ganar títulos y el haber jugado tan sólo cinco temporadas en la máxima categoría del fútbol español, hace que cada ascenso de categoría, sea celebrado como el ganar una Champions en los principales núcleos granotas (el Barrio de Orriols y el Barrio del Cabanyal - que por cierto, el Ayuntamiento se está encargando de destruir-). Y fue justamente en una promoción de ascenso a Primera División en 1959, cuando nació una de las enemistades más desiguales del fútbol español.

Incapaz fue el Levante de ganar a la UD Las Palmas en el doble choque por la máxima categoría y tras el inútil empate en el antiguo Insular, unos aficionados del Valencia que pasaban por la zona del antiguo campo de Vallejo encontraron un gato negro muerto y vieron la ocasión de gastarles una broma a los desolados aficionados levantinistas.


A la mañana siguiente, ese gato negro muerto amaneció a los pies de una palmera, junto a un cartel que rezaba lo siguiente:


"Cuando el gato suba a la palmera, el Levante estará en Primera"


Cuatro años duró este "maleficio" hasta que el Levante consiguió su ansiado ascenso a Primera (1963) y se podía escuchar en las celebraciones el famoso cántico de "El gato subió a la palmera" que también se entonó durante el último ascenso (yo estaba en esas celebraciones y lo corroboro).

La realidad del club en la actualidad es desoladora, pero no quita que el Levante sea considerado como uno de los clubs con más solera de la Segunda División (y que haya tenido el privilegio -y desgracia- de haber contado con Johan Cruyff)



Esta entrada la redacte hace un tiempo como parte de una colaboración con el blog El Balón Europeo y he querido rescatarla a modo de celebración del centenario del Levante.
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