Trataré de hacer un pequeño resumen para que os hagais a la idea de lo que ocurre y lo que puede acarrear.
Manuel Burga, presidente de la Federación Peruana de Fútbol, está envuelto desde hace tiempo en una serie de asuntos muy turbios entre los que destaca el último por el que ha sido denunciado y el que ha agravado la situación actual: usurpación de poderes. A nivel coloquial, es mafioso el apelativo más cariñoso que le dedican los seguidores del fútbol en Perú.
Por esto y más que me dejo en el teclado, el Gobierno peruano no ha tenido más remedio que empezar a investigar hasta dónde llegan los sucios negocios del mandatario con todo lo que eso conlleva.
Rafael Rizo, presidente de la Asociación Deportiva de Futbolistas Peruanos, con el sano afán de desenquistar la situación, aconsejó a Burga que dimitiera. Pero quizás lo hizo tarde ya que al haber entrado el Gobierno en escena se podría tomar como una medida de presión por lo que las cosas se pondrían muy negras para el fútbol de Perú.
Y en esta situación se encuentra ahora Perú: tiene un presidente nada fiable al frente de su Federación sin ninguna intención de soltar el sillón, la más que segura pérdida del Sudamericano Sub20 (Uruguay ya se ha ofrecido a organizarlo), la expulsión de la FIFA y por todo esto, una herida de muerte a un fútbol claramente exportador pero que llena de ilusiones a miles de aficionados.
Difícil situación para resolver, si Burga entra en juzgados, adiós a Perú en la FIFA, si dimite habrá investigación y si es declarado inocente, no culpable o se le concede una amnistía, tendría casi inmunidad para seguir delinquiendo.
Malas noticias desde Perú desde el escándalo de Acasiete, Farfán, Pizarro y Cía.