En esta jornada pasada de clasificación para el Mundial había interés por ver como reaccionaba Argentina en su visita a Chile, equipo dirigido por el otrora seleccionador albiceleste Bielsa.
El partido de los chicos de Basile fue muy flojo, los chilenos le pasaron por encima, y el partido se saldó con la victoria local por 1-0.
Basile, que estaba siendo muy criticado por contar con un equipo muy potente y no parecer aprovecharlo, presentó al poco su dimisión como máximo responsable de la absoluta argentina. Un equipo con dos jugadores de la talla de Messi y Agüero, escudados por el gran Tévez y por Riquelme (si bien estaba pasando por un bache de juego, de ánimo o de vete a saber qué con Román) y con una defensa sólida, además de por toda la historia que lleva detrás, se le exige siempre la excelencia y la victoria juegue donde juegue.
Con todo esto se presenta una época interesante de cara al futuro a medio plazo de Argentina y fértil para la rumorología que no ha tardado en florecer.
Dicen que Batista y Maradona, integrantes de la selección en los ochenta, se han postulado como sustitutos del "Coco", pero quizás la falta de experiencia a gran nivel, pese a que cuenten con el beneplácito de buena parte de la afición, puede ir en su contra, por lo que sale a la palestra el nombre de Bianchi.
Su paso por Europa no nos deja ver la dimensión que tiene este apellido en Sudamérica, donde sus triunfos con Vélez y Boca (sobretodo) le elevan a la categoría de mito en los banquillos.
Aquí tenemos el vago recuerdo de su paso como entrenador por la Roma, donde no llegó a inculcar su sistema con un equipo más que potente y más cerca de casa, su experiencia en el Atlético de Madrid, donde vino con mucho bombo tampoco llegó a cuajar, saliendo por la puerta de atrás.
En ambos casos, ni tan siquiera llegó a concluir la temporada.
Pero ahora, tras un tiempo apartado de la primera plana, su nombre suena con fuerza para poner un broche de oro a una trayectoria como entrenador brillante, tanto, que eclipsa lo buen delantero que fue (menudos registros goleadores que dejó, sobre todo en Francia).
Y aquí llega el debate, ¿será capaz el Virrey de sacar potencial a un equipo con dinamita arriba? ¿Se chocaría en su posible participación mundialista con los sistemas europeos que no le dejaron triunfar? ¿Logrará rescatar a Riquelme de la torrija que le invade en estos días (aunque firmó un buen clásico)?
En los próximos días, sabremos si le ponen al frente de Argentina y de aquí a poco más de un año, veremos los resultados.
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