La final de Champions que se disputó anoche en Porto era esperada, entre otras muchas cosas, por ver qué entrenador conseguía cerrar esta temporada con el título más importante del fútbol europeo a nivel de clubes. Por un costado Pep Guardiola, que llegaba a su primera final con el City, el único título que parece justificar su etapa en Manchester y por el otro Thomas Tuchel, que llegó para redirigir el rumbo de un proyecto que no parecía alcanzar lo que se habían propuesto en el inicio del curso y que lo ha reencarnado en un tiempo récord con la rúbrica de levantar el trofeo en O Dragao.
El partido se decidió con un ajustado 0-1, gol logrado por Havertz poco antes del descanso y en el que N'Golo Kante fue elegido como el mejor jugador del partido, pero ¿qué pasó para llegar a este resultado? Os dejo las claves que, para mí, pueden explicar lo visto anoche.
- Sin referencias, sin control: No es extraordinario que Guardiola presente a sus equipos sin un delantero referencial y, para mí, sí que lo fue que lo hiciera sin un mediocentro posicional, con la importancia que siempre ha tenido ese jugador en su idea de juego. Ante el Chelsea salió sin ninguna de esos dos perfiles. Puede que los duelos directos en Premier y FA Cup previos a la final (ambos saldados con victoria para Tuchel) exigieran a Guardiola algo más, algo que planteara dudas al técnico alemán, pero la sensación es que lejos de lograr hacer variar el plan del Chelsea, facilitó las ideas para atacar de los londinenses.
Jugar sin 9, lejos de desorientar a los tres centrales del Chelsea, facilitó las permutas entres James y Chilwell cuando Azpilicueta o Rudiger seguían a Bernardo y Foden. La ubicación de Gundogan como mediocentro más posicional, un rol en el que ya no recordamos sus mejores partidos, más si lo comparamos con el impacto en ataque que ha tenido en este curso, no dio para tapar las recepciones de Mount ni las conducciones de Kante.
- Salir por fuera: Siempre es más fácil llevar a cabo una transición ofensiva cuando se recupera el balón , el rival está desordenado y hay muchas zonas descubiertas. Pero lugar situaciones de peligro saliendo desde el propio área ya denota un juego más trabajado. El Chelsea, desde Mendy, trató de salir siempre con el balón controlado y perfilado para lograr ser muy vertical a partir de llegar a zona de creación. Para ello tuvo que sortear la presión del City y lo hizo a partir de pases diagonales a James o Chilwell y desde ahí buscar los espacios a la espalda de Walker o Zinchenko, sin ayuda de Mahrez ni Sterling. Con ello lograron presentarse en situaciones 1vs1 y mostrar a Stones y a Ruben Dias como una pareja frágil, lejos de lo que habíamos visto a lo largo de la pretemporada.
Cuando tocó atrasar el bloque en el segundo tiempo, las descargas para las conducciones de Kante o Havertz fueron ya en condiciones muy favorables: menos rivales y más espacios.
- Desmarques de ruptura de Werner: La imagen de Werner este año será alguna de algún fallo flagrante de un remate en situación ventajosa y esto tapa el trabajo que hace a lo largo del partido y del que se beneficia el equipo. En la final vimos esto de nuevo, el alemán tuvo un par de remates claros que no supo embocar en portería que dispararon las críticas pero durante toda su participación en el partido no hizo más que tirar desmarques de ruptura. Con ello no sólo creo espacios entre los centrales citizen (como el que provocó el gol de Havertz) sino que también 'estiraba' más de la cuenta al City, generando más espacio entre los defensores y el centro del campo.
- Atacar por el lado débil: Dentro de la movilidad que siempre plantea el City con Guardiola, hubo una directriz muy clara, sobre todo en el primer tiempo. Sterling muy abierto y Foden y De Bruyne acercándose a esa zona para crear superioridad ante James y Azpilicueta. Sterling consiguió desbordar en un par de ocasiones y desde esa zona llegó la ocasión más clara de los skyblue con un disparo de Foden que Rudiger bloqueó.
Acumular pases y rivales en esa zona liberó espacios para Mahrez y, en menor medida, para Walker. También desde esa zona consiguió profundidad y buscar centro laterales con cierto peligro pero, sin la figura del rematador ya comentada antes y sin capacidad de perfilarse para el disparo, no llegó a concretar el peligro que logró crea.
- Defensa del área: más que un automatismo táctico fue el perfil de los defensores del Chelsea en el segundo tiempo lo que acabó de decidir el partido: tres centrales con un notable juego aéreo más la ayuda de los mediocentros para rebañar cualquier balón suelto que pudiera haber quedado. Aunque el City no sea un equipo que brille por las finalizaciones a partir de centros laterales, con la entrada de Gabriel Jesus y Agüero, apostó en ciertas fases del partido por esos ataques. No consiguió ningún remate claro, ni en jugadas ni en balones parados, en parte por el poco peligro de los rematadores del City y en otra parte por la estructura 3+2 en el corazón del área.
La victoria del Chelsea en esta Champions vino a sellar unos cinco meses con Tuchel al mando en los que rápidamente se ha visto un equipo con mucha personalidad y un juego de transiciones que hizo hincar la rodilla a equipos tan ensamblados y preparados para el éxito como el Atleti de Simeone, el Madrid de Zidane y, anoche, al City de Guardiola.
Queda por ver el recorrido a largo plazo que puede dar este equipo.
0 Comentarios