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No hay piloto automático

Ha sido trabajada la victoria del City ante el Arsenal en el partido más atractivo de la jornada en la Premier. Guardiola tuvo que reorganizar a sus jugadores para voltear un partido que se había puesto 0-1 ante un rival que había dado buenas muestras de su potencial en las últimas semanas.
No pudo puntuar el PSG ante el Guimgamp continuando una racha de malos resultados (no tanto de juego a mi entender) que encienden todas las luces de alarma en el Parque de los Príncipes.
Y le cuesta cerrar los partidos al Bayern de Munich en un año en donde ha encontrando a un nuevo rival en su periplo por la Bundesliga.

Equipos con un potencia económico y deportivo suficiente como para pasear por sus respectivos torneos con mejores resultados o un tramo de buen juego más regular, o hasta las dos cosas a la vez que también comparten otro punto en común: los tres cambiaron de entrenador durante este verano en busca de dar un paso más en su proyecto deportivo a medio plazo. 
El City busca que sus semifinales de Champions el año pasado no se convierta en un bello recuerdo, el París Saint Germain busca lo mismo, después de erigirse como un equipo con recursos pero todavía no suficientes para controlar a alguna individualidad determinante en Europa.
Lo del Bayern es quizás distinto: Guardiola no encontró la manera de mejorar a un equipo que sin lugar a dudas dio un paso importante con él al frente después de un triplete.



Y a pesar de que un cambio de entrenador siempre lleva consigo la revisión de los automatismo que funcionaban y el trabajo de implementar los nuevos, los que se entienden como las mejoras que trae el nuevo preparador.
En el caso de estos tres entrenadores, tal es la diferencia de potencial entre sus nuevos equipos y el resto, que se daba por hecho que los torneos locales caerían por inercia y habría tiempo para preparar el asalto europeo. No tan absoluta era la afirmación con el nuevo City de Guardiola por la competencia que siempre presenta la Premier, pero sí era el principal favorito en la temporada en la que, con seguridad, el torneo regular inglés juntará prácticamente a los mejores entrenadores del mundo peleando por el título.
Emery y Ancelotti sí que se ponían a los mandos de equipos hechos y con demasiada diferencia de potencial con el resto.

Pero a ninguno de ellos les está yendo como esperaban. La distancia con respecto al líder para Unai, los tramos irregulares de resultados para Pep y un juego más espeso en el caso de Carlo
Muchos aficionados esperaban, hasta se comentaba con desprecio, que con semejantes plantillas no son necesarios especiales dotes como entrenador para cumplir con los objetivos mínimos. Nada más lejos de la realidad: las nuevas naturalezas que se encuentran en torneos nuevos, la diferente competitividad de los nuevos rivales se une al ya conocido handicap de trabajar con un nuevo grupo que no conoce al 100% las líneas maestras de sus nuevos directores.

Es muy pronto para calificar el resultado en los estrenos de estos atractivos proyectos, pero está más que bien que se produzcan para que los que seguimos esto valoremos el mérito de los que toma decisiones en la élite más exigente del fútbol europeo.