De Escobar a Zúñiga y de Conejo a Navas

El fin de semana de los Cuartos de Final de esta Copa del Mundo ha supuesto el fin del camino para dos equipos que se habían ganado el afecto de gran parte de los aficionados 'neutrales' por su caracter alegre, sorprendente y comprometido con el espectáculo que, al fin y al cabo, es lo que engancha a la gente a seguir estos grandes eventos.
Ni Colombia pudo contra Brasil ni Costa Rica fue capaz de superar a Holanda en los penalties tras 120 minutos de resistencia.

Pero detrás de estas dos eliminaciones se suman nombres propios a la historia de héroes underground de los Mundiales. El de Camilo Zúñiga y el de un portero familiar para los lectores de esta bitácora como lo es el de Keylor Navas. Ambos para tomar el relevo de otros futbolistas que también dieron que hablar durante los noventa con sus selecciones en una fase final de Mundial.

Cuando en septiembre de 1993 Colombia sacudió a Argentina en el Monumental ganando por 0-5 y clasificándose de forma matemática para el Mundial de Estados Unidos en 1994, el equipo se vio como una versión mejorada de aquel que tanto habia gustado en Italia 90 y, cuando hace veinte años lo de tener 'controlados' a diferentes selecciones a miles de kilómetros de casa era cosa de auténticos profesionales, los aficionados tuvieron acceso a los nuevos nombres que lideraban al fútbol cafetero hasta el punto de eregirse como la gran tapada en el apartado positivo en el primer tercer Mundial a disputar en Norteamérica.
La historia, también por todos conocida, acaba con una sonada eliminación en la fase de grupos donde quedo encuadrada con Suiza, Rumanía y Estados Unidos.
La derrota ante la sorprendente Rumanía en el primer partido convirtió el duelo ante los Estados Unidos en un todo o nada que tuvo el peor desenlace posible ya no sólo por la derrota que eliminaba tras cuatro días de competición a la que debía ser una de las revelaciones sino por la forma, con un autogol para abrir el marcador que convirtió a Andrés Escobar en el enemigo público número en su país hasta el punto de ser asesinado por aquel error.

Veinte años más tarde el camino de Colombia en el Mundial nada ha tenido que ver con el de Estados Unidos: un pleno de victorias hasta Cuartos liderados por James Rodríguez, elegido mejor jugador de la fase de grupos y autor del mejor tanto del certámen hasta la fecha. La mejor relación entre juego (de cara al espectador) y resultados y superando el hándicap de no poder contar con su estrella al no llegar a tiempo para disputar el torneo al 100%: Falcao.
Todo ha funcionado bien para Colombia, tanto que no se veían muy inferiores a una Brasil ciertamente rácana hasta ahora pero con una carga emotiva en cada uno de los partidos que ha jugado que podría hasta provocar que habláramos de cierta sensació de cohibición por parte de sus rivales. Quizás el punto más extremo de esta afirmación ha sido la lesión de Neymar. La estrella y líder de Brasil se perderá lo que resta de Mundial por una entrada de Zúñiga y esto ha convertido al defensor del Nápoles en el objetivo número uno de las críticas y amenazas de la hinchada brasileña al quedarse huérfana de su líder sobre el césped.


No es para menos, ya que la Brasil sin el astro del Barcelona se presentará distinta, igualmente temible, pero sin la fantasía y recursos en ataque que ofrece su 10, hundido ante la salida del que debía de ser el torneo de su vida.
De una manera menos siniestra, es como si veinte años después, Zúñiga recogiese el testigo de jugador maldito que le costó la vida a Escobar. Afortunadamente a Camilo no le pasará nada más allá de tener que aguantar algunos días los comentarios fuera de tono de miles de brasileños en redes sociales, pero debería hacernos reflexionar sobre cómo nos comportamos cuando al fin y al cabo, para lo bueno y lo malo, esto es sólo fútbol.

Algo más de veinte años han pasado desde la mejor participación de Costa Rica en una fase fina de Mundial hasta la de este verano. En Italia 90, después de una fase de clasificación histórica, los prácticamente desconocidos 'Ticos', superaron un grupo conformado por Brasil, Escocia y Suecia; fue Checoslovaquia la que puso fin a la aventura de un equipo que ilusionó a la generación que este verano representó a Costa Rica en Brasil mejorando aquella participación en el país con forma de bota.
Uno de los héroes de aquella Costa Rica fue Conejo, su portero, que tras su gran actuación en el Mundial fichó por el Albacete, convirtiéndose en uno de los fijos del equipo que pasó a conocerse como el 'Queso Mecánico' tras protagonizar un ascenso a Primera y una brillante campaña posterior ya en Primera.
Después de su retiro siguió su vinculación con el equipo manchego ayudando a la llegada de un desconocido portero costarricense: Keylor Navas, que no tuvo la misma fortuna que Conejo, ya que jugando en Segunda vivió la amargura del descenso provocando su salida hacia el Levante donde tras la marcha de Munúa ha firmado la mejor actuación de un guardameta en la Liga 13/14 convirtiéndole, si no lo era ya, en uno de los baluartes a los que agarrarse a la hora de pensar en que Costa Rica hiciera algo positivo en este Mundial.



El impacto de Keylor en la Copa del Mundo supera, si cabe, al que ha protagonizado en la Liga española, concentrando en los cinco partidos que ha disputado su amplio repertorio de paradas al límite, exhibiendo su agilidad y reflejos.
Seguramente Navas protagonice uno de los traspasos que siempre regala el Mundial donde uno des sus inesperados triunfadores (en lo individual) protagoniza un paso importante en su carrera en forma de traspaso que, ni en sus mejores sueños, podría imaginar.

Dos equipos que han firmado un gran Mundial que han recordado a otras generaciones igual de exitosas y que han encontrado también sus nombre individuales. El fútbol jamás se cansa de cerrar cículos y de regalar maravillosas historias que le dan el toque sentimental que no logro encontrar en otro deporte.

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