Pepe y Müller. Yin yang competitivo

No sé vosotros pero yo a lo largo de los años he jugado contra gente que no sólo era superior técnica y/o físicamente sino que además trataban en cada chance del juego, querer rubricar su partido con alguna picardía, queriendo que no sólo en el acierto demostrar que eran mejores, sino que en el fallo no eran culpables, alguna infracción (porque de otra manera no podía haber sido) habían dejado de ser infalibles.

Hace unos minutos Pepe me ha recordado a esos rivales en el amateurismo. Es indiscutible que el internacional portugués es un central con unas condiciones que le hacen único, o cuanto menos extraordinario: anticipa con valentía, corrige rápido, va bien por arriba e imprime esa tensión competitiva que contagia a todo el equipo.
Quizás ese último detalle, sin autocontrol, provoca situaciones como la que ha vivido Portugal hoy ante Alemania. No podía permitir que Müller fuera 'más listo' que él, que le dejara en evidencia por una simulación y esto ha sobrecalentado al central que ha caído en una trampa y que un árbitro que se ha dejado influenciar por las imágenes poco deportivas que Pepe ha ido regalando a lo largo de su carrera en exceso hasta el punto de expulsarle.

Esa decisión, con un 2-0 ya encima, ha hecho que Portugal bajara los brazos ante Alemania después de un inicio que sí que se hacía familiar a lo que habíamos visto de los lusos en las últimas fases finales en cuanto a compromiso e intensidad. Ha sido tal la recaída que podríamos decir que el equipo de Löw habrá tenido menos desgaste en este partido que el que pueda sufrir contra Estados Unidos o Ghana en las próximas jornadas.
Tampoco han ayudado los cambios, más forzados que por dar un golpe de timón. Todo lo que podía salirle mal a Portugal en un partido parecía alinearse desde que el árbitro ha expulsado a Pepe. Incluso con el 2-0 al descanso, con un gol podían haber hecho dudar a una Alemania que con uno más ha decido hacer posesiones largas pero acabando las jugadas y oliendo lo suficiente a sangre como para hacer un par de goles más.



Goles que han venido en tres ocasiones por parte de Thomas Müller. Si todos hemos jugador alguna vez contra un rival 'intenso' hasta molestar, ¿cuántas veces no has jugado con un jugador que siempre te ofrecía una solución cuando te veías agobiado? Levantando la mano con la discreción justa para que le veas y descargar hacía él la pelota, haciéndote quedar como un gran pasador con visión y negándole el mérito de haber visto el espacio y dibujado la línea del pase.
El jugador del partido por el premio que le ha dado la FIFA por sus tres goles, que es la parte tierna del asunto, y por haber sido responsable (voluntariamente o no) de la enésima cruzada de cables de Pepe. El 13 del Bayern es un jugador especial: no es un prodigio técnico ni estético pero hace casi todo bien: juega con alto rendimiento en cualquier zona del campo contrario, interpreta el juego sin balón como pocos en el mundo y se entiende en el juego como parte de un todo, siendo generoso en el esfuerzo. Con unas virtudes de tan poco lucimiento es curioso que lleve, a esta hora, el doble de goles en fases finales de Mundiales (8) que Messi y Cristiano Ronaldo juntos (2 por cabeza), por hablar de dos superestrellas de esto que poco o nada tengan que ver en su estilo con el jugador alemán.

Müller es ejemplar sobre el campo, con sus medias caídas, lanza un mensaje de trabajo y solidaridad en el campo como receta para llegar al éxito... otra cosa es el reconocimiento, como si no le importase a cambio de entrenar cada día con algunos de los jugadores más reconocidos en sus posiciones.



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