Esta semana, entre otras muchas cosas, ha dejado la resolución de la fase de grupos de la Champions con dos puntos de interés focalizados en dos eliminaciones, dos de equipos italianos pero con diferente regusto final. Lo de que el Nápoles se vaya a la Europa League con 12 puntos es un hito tan histórico como cruel pero que permitirá meter a los de Benítez en un grupo de candidatos a un torneo que, con los caídos en Champions, sube de nivel.
Pero lo de la Juventus, en un grupo menos exigente que el de los napolitanos, ha sido un cúmulo de situaciones, pero que tuvieron origen en el bajo nivel de juego con el que llegó a la competición que se materializó en dos puntos de nueve posibles. A partir de ahí una carrera codo con codo con el Galatasaray por acompañar a ese cohete que ha sido el Real Madrid hacia los octavos de final. Una emoción con la que era fácil empatizar cuando, revisando el calendario, observabas que los dos equipos se las verían en el último partido del grupo.
Decía el compañero y amigo Borja Pardo que una eliminación a estas alturas del campeón italiano sería el gran batacazo de la fase de grupos. Ciertamente la 'Vechia Signora' es uno de los equipos que mejores tramos de fútbol ha mostrado en este 2013 y que, incluso en la previa de su partido en Turquía, parecía haber asentado las bases de su juego dominante. Justo a tiempo para firmar el pase. La lenta adaptación de su fichaje estrella, Fernando Llorente, y las lagunas que en algún partido se le podían detectar a Pirlo, guía del juego bianconero, son quizás dos de los motivos más evidentes, pero la falta de laterales acordes a lo que el juego de defensa de tres de Conte exige, también ha mermado capacidad de abrir el campo y dejar espacio al talento interior. No ha sido la mejor Champions de Cáceres, que no fue capaz de hacer olvidar a Lichtsteiner, y la sensación de que Asamoah como carrilero es sacrificar mucho al ghanés siempre está ahí.
Pogba y Vidal, seguramente dos de los mejores jugadores en esta fase del torneo y que lo continuarán viendo desde casa, mantuvieron cohesionado y vivo al equipo en los peores momentos, pero no fue suficiente.
Al otro lado del ring estaba un equipo que también había empezado mal, peor, encajando seis en casa (vale, ante el Madrid) y dando una imagen defensiva horrible en la segunda parte que no presagiaba nada bueno si le sumabas el mal inicio liguero. La solución por parte de la directiva fue cortar con el histórico Terim para darle las riendas del equipo a Roberto Mancini. El técnico italiano que sufre de una mala prensa importante y que ni tan siquiera sus éxitos en forma títulos son valorados por ser lo mínimo exigible a los equipos que ha dirigido tenía ante sí un reto importante, como el de enderezar al campeón turco tanto en la Superlig como, cuanto menos, asegurar la Europa Leage. La dinámica de la Juve le mantuvo vivo hasta ese último partido de desenlace, en dos días, ya conocido.
Y de momento, Mancini, sin entrar en debates sobre lo atractivo o no del juego de su Galata, está cumpliendo con creces. Dirigidos catorce partidos con un saldo de nueve victorias, un empate y cuatro derrotas, ve aún de lejos la cabeza de la tabla en Turquía, pero no pierde comba con respecto a los puestos que dan billete para las próximas competiciones europeas y, contra todo pronóstico, ha metido al Galatasaray en Octavos de Final de la Champions.
Cuenta con jugadores como para que esto no sea una sorpresa (como siempre ha sido en su carrera como técnico) pero ha dado al equipo empaque atrás, clave para ser competitivos.
Para Conte la temporada ya era una travesía para planificar a largo plazo. La primera misión a cumplir era recortar las distancias en tabla y en juego con respecto a Nápoles, Fiore y Roma. Le faltaron partidos para recuperar esa distancia en Champions y ahora la exigencia máxima en Europa League. En este caso el crédito y la crítica para Antonio es menos feroz, sobre todo entre los aficionados, agradecidos por la propuesta que muestra su Juve desde que arribó al banquillo y sabedores de que, a largo plazo, siempre da resultados a la hora de mostrarse competitivos.
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