Una de las consecuencias más graves que ha dejado la jornada de clasificación para el Mundial de 2014 ha sido la destitución de José Manuel De la Torre como seleccionador de México. La dura derrota en el Azteca ante Honduras por resultado y forma ha puesto fin a un etapa en donde, con la salvedad de la gran Copa Oro de 2011, no ha cumplido con las expectativas generadas con su llegada hace casi tres años y, lo más flagrante en lo meramente deportivo, tampoco ha sido capaz de hacer crecer a una generación que desde su llegada hasta su despido había ganado en competiciones de inferiores los Panamericanos de 2011, el Sub20 de CONCACAF en 2011, campeón del Mundo sub17 en 2011, el PreOlímpico en 2012, el Torneo de Esperanzas de Toulon 2012, el Oro Olímpico en Londres 2012 además de quedar tercero en el Mundial sub20 de 2011.
Siendo una selección históricamente dominadora de su zona, lo que casi le asegura la participación en las fases finales de los Mundiales, la clasificación actual y la dinámica en la que vive el equipo invitaba a un volantazo que revierta a tiempo el desastre (a muchos niveles) que supondría no acudir a Brasil para la disputa del Mundial.
Así que el primer cambio, el habitual y el que todos esperábamos ya se ha hecho, 'Chepo' ha salido de la selección con un saldo en partidos internacionales algo discreto: cincuenta partidos dirigidos, veintisiete victorias, doce empates y 11 derrotas y con decisiones o, mejor dicho, fallos en la gestión del grupo como la no inclusión de jugadores muy en forma como Carlos Vela, Jona Dos Santos o Guillermo Ochoa.
Pero quizás uno de las cosas que más han enervado a la hinchada mexicana es lo que se veía al final sobre el césped en los últimos tiempos: un equipo plano donde la chispa de Gio Dos Santos y el acierto del 'Chicharito' podían bastar para partidos donde la motivación podía sumar o donde la diferencia técnica hacía el resto, pero ante retos competitivos altos, el ex entrenador de Toluca y Chivas no ha parecido saber dar con la tecla de inicio o corregir partidos que se han puesto cuesta arriba.
La solución inmediata es la llegada de Tena, ayudante de De la Torre, pero la Federación Mexicana debe buscar a un entrenador que no sólo saque el rendimiento que tiene el Tri, sino que también sepa lidiar con dos agentes extrafutbolísticos que influyen mucho en el camino de la selección: la gestión humana de unos jugadores de fuerte carácter (casi entienden el equipo nacional como parte de su negocio particular más que como un plus deportivo) y de un entorno formado por prensa especializada y afición que debe ser de la más exigente del mundo.
Y no tendrá red ni margen de error ya que el próximo martes México viajará a Ohio para medirse a un Estados Unidos que viene de perder ante Costa Rica (líder en este Hexagonal a estas horas) y que tampoco puede permitirse fallo alguno de cara a asegurar su pase a la fase final para después esperar a la doble fecha de clasificación donde recibirá a una Panamá (11 de octubre) que no sólo vive una situación inversa a la de México sino que gracias a ello pelea por la actual plaza de repechaje que tiene el equipo azteca ahora para cerrar visitando a Costa Rica que bien podría estar clasificada ya para el Mundial pero que incluso en ese hipotético escenario de menor tensión competitiva, presentará un reto futbolístico que requerirá de épica para la clasificación.
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