Sin ninguna duda uno de los focos de interés en esta temporada será el Mónaco. El equipo propiedad del magnate ruso Dimitry Rebolovlev desde 2011 ha invertido durante este verano una cantidad importante de dinero y ha conseguido que pocos se acuerden ya de que hace unos meses disputaba partidos en la segunda división del fútbol francés después de un descenso dramático que ensució su gran historia en el fútbol de alto nivel durante los últimos veinte años.
Ya para el reto del ascenso 'inmediato' se consiguió convencer a un técnico con experiencia como lo es el italiano Claudio Ranieri y es en estos días cuando uno cuestiona sobre acertado o no de darle a un entrenador bastante conservador un equipo con tanto potencial. Porque la carrera de Ranieri tuvo un punto de inflexión desde que salió del Valencia y sin salir del primer nivel de los banquillos europeos (Atleti, Chelsea, Inter...) no ha conseguido dar un paso más en lo que propone su pizarra y se ha ido ganando con el paso de los años la fama de entrenador poco dado a los riesgos y que propone partidos en donde sus equipos se impongan haciendo lo justo.
En estos días incluso ha declarado que a pesar de la cantidad de buenas contrataciones que ha hecho su equipo está todavía un paso por detrás de Marsella, Lyon o PSG en cuanto a ser un equipo. Unas declaraciones que si bien presentan cierto respeto hacia los rivales y la competición, transmiten poca ambición, menos acorde con el esfuerzo económico para tener a su disposición a muy buenos jugadores.
Jamás me he mostrado en contra de 'fortunas' que entran en el fútbol y que comiencen a 'coleccionar' estrellas. Es otra forma de entender la competición y me gusta calificarlo como 'crecimiento antinatural'. En este fútbol moderno el dinero marca la línea entre los equipos que compiten por los títulos y los que compiten en busca de la mejor posición posible dentro de los torneos que disputan. El Mónaco, le guste a Ranieri o no, deberá pelear por el título y sí, el PSG parte con cierta ventaja mientras que Lyon y OM son equipos bien trabajados desde hace tiempo, pero no quita que con los 'recursos deportivos' con los que ya cuenta (y que no sean los últimos) puedan plantar cara tanto en un duelo directo, como a lo largo de treinta y ocho jornadas.
Ayer por la tarde el equipo disputó un amistos ante el Leicester en el que se impuso con claridad por 0-3. Un resultado que sí deja clara la diferencia entre los dos equipos pero en el que el equipo monegasco dio una imagen... un tanto pobre. Dominó pero no sometió, goleó pero no agobió a Schmeichel (junior). Durante momentos el equipo se mostró partido entre los cuatro defensores y el resto del equipo y fueron pocos los balones que robó en el centro del campo, dejando sus recuperaciones en los balones que perdía el Leicester en el área rival o en un 1vs1.
Esta falta de ambición se puede achacar a la poca motivación que presenta siempre un amistoso de pretemporada, pero si esta va a ser la imagen a mostrar en la Ligue 1, muchos pueden sentirse decepcionados en unos meses por el poco juego de un equipo repleto de estrellas.
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