La gran noticia en la previa del Arsenal - QPR era la vuelta al once de Jack Wilshere. Tras superar un calvario en forma de lesión con recaída, el que muchos ven como la personificación de lo que quiere su técnico sobre el césped y el guión que debe dirigir el juego ya no sólo de los cañoneros londineses, sino también del equipo nacional, disputaba sus primeros minutos oficiales con el primer equipo después de haber hecho lo propio con el reserva del Arsenal.
Así, Wenger alineó de inicio al propio Jack junto a Arteta, Ramsey y Cazorla en el medio, Podolski, acostado a la izquierda y Giroud como referencia en el ataque. Wilshere junto a Sagna fueron las grandes novedades, quizás con el objetivo de dar al equipo un aire diferente a lo visto el pasado miércoles ante el Schalke.
Pero a pesar de que el joven inglés se mostró atrevido y plenamente recuperado en un primer tiempo de dominio local, la apuesta de Wenger por un medio del campo de corte tan parejo entre todas sus piezas no tuvo el efecto deseado en cuanto canalizar sus posesiones en ocasiones más o menos claras para desnivelar el marcador hacia su lado.
En la primera mitad faltó profundidad y la posesión se mantenía con un pase hacia atrás 'para volver a empezar' que sí, es un ejercicio de paciencia y aseguras que el QPR no tuviera la opción de contraatacar, pero que requería de una ejecución más rápida y que del mismo modo daba tiempo al equipo de Granero para reubicarse una vez efectuada una primera presión válida hacia la zona del balón.
Ramsey orientado hacia la derecha se mostró como una opción carente de poder ofensivo y las mejores ocasiones llegaron por el costado de Podolski, mucho más cómodo y experimentado en el puesto, sin hablar del instinto del alemán en cuanto a juego de ataque. Con ello, el equipo, con posibilidad de tocar y de ver como cualquiera de sus centrocampistas podía 'aparecer' veía como su ataque, cuando debía finalizar, lo hacía por la izquierda.
Pero quizás lo más preocupante es que bajo la buena vuelta de Wilshere, Cazorla, que había sido el timón del Arsenal hasta ahora, se encontró incluso diría que desorientado. Fallón y alejado de zonas de peligro real.
La segunda mitad presentó un transcurrir similar en el plano individual para Wilshere en cuanto a posición, ánimo de combinar y percutir con conducción. El resto del equipo también se mostró con las mismas directrices hasta que pasada la hora de partido, Wenger cambió a su 10 por Walcott, un extremo velocísimo que debía corregir la falta de profundidad y ofrecer la opción de buscarle al espacio.
Pero hubo que esperar a la expulsión tonta de Mbia para que el Arsenal por fin encontrara espacios y con ellos, ver en acción a Julio César, que fue el mejor de su equipo.
Pero como el fútbol suele rubricar sus partidos con justicia poética, fue Mikel Arteta quien consiguió el tanto de la victoria. El vasco instalado definitivamente en el puesto de pivote por delante de la defensa en esta temporada es el jugador más regular y eficiente del equipo gunner en este inicio de temporada. Da una salida limpia y llega, sin descuidar todo lo que hay entre esos dos momentos del juego.
Al final un Arsenal - QPR que se presumía cómodo para la vuelta de Wilshere y Sagna se complicó por, curiosamente, que estas vueltas supusieran unos cambios a los que el equipo todavía no se ha adecuado.
Seguramente, juntar a este centro del campo sea la mejor opción para dominar desde la posesión, pero debe ganar en los aspectos que ante equipos bien plantados atrás, requieren algo más que técnica de pase.
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