Tardes como la de hoy son las que justifican mi afición por el fútbol. Que me perdonen los hinchas de Inter de PA pero hoy celebré como un congoleño más la victoria de Mazembe por el valor que le da al fútbol africano y a este torneo tan discutido por la sensación de estar metido con calzador (viendo el fútbol como ‘eurocentrista’) y después por ese guiño casi bizarro que signifique que un equipo de Lumbumbashi vaya a jugar por ser el mejor club del mundo.
Aunque esta vez al Mazembe le tocó sufrir mucho. Y es que el Inter empezó fuerte y le apretó; generó muchas ocasiones pero la falta de puntería primero y alguna aparición mágica de Kidiaba después hicieron que llegaran al descanso con el resultado incial. Poco se acercó el equipo africano a la meta de Renan (sí, el ex del Valencia y Xerez) y daba la sensación de que los de Roth estaban cocinando el partido a fuego lento... pero si nos parábamos a ver sus caras, parecía que pensaran que algo no iba bien, no era lógico el fallar tanto.
Mazembe no tuvo tanta posesión como en el partido ante Pachuca y tampoco planteó una presión tan arriba como en ese choque. N’Diaye se esperaba un choque donde si se tenían que intercambiar golpes, tenían las de perder, así que optó por trasladar ese orden que vimos en su primer partido unos metros más atrás... aunque seguro que no esperaba un rival con tan poca puntería.
En la segunda mitad el patró siguió siendo el mismo pero las actitudes, desde luego, no. Se notaba cierto nerviosismo entre los colorados al mismo tiempo que cada ocasión que fallaban daba más fuerza a la ilusión de los cuervos. Así antes de que se cumplieran los diez minutos de la reanudación, Kabangu, que también volvió a destacar en este partido, controló dentro del área y buscó el palo largo de Renan para romper la igualada. El milagro comenzaba a tomar forma y acentuó las prisas de los brasileros.
Kiadaba seguía parando a su manera y el Inter veía como el tiempo corría en su contra. Así llegó el partido a la hora de los héroes, donde unos podían empatar para ganar ‘de atrás y en la hora’ y otros podían dar una estocada final. Y esto ocurrió. Kaluyituka entró por la izquierda, quebró la cintura de Guiñazú con una bicicleta y sóltó un latigazo al palo corto para cerrar el partido y desatar la locura total.
Mazembe eliminó al Inter en la semifinal y se convirtió en el primer equipo africano en llegar a una final intercontinental (tampoco es que hayan habido muchas oportunidades). Pero no creo que tengamos la sensación de que haya sido fruto de la suerte, sino fruto de un trabajo de preparar bien los partidos y de que sus jugadores hayan firmado dos partidos casi sin errores individuales y sin lugar a dudas hayan seguido un orden táctico admirable.
Avisados quedan el Inter y el Seongnam para mañana, que se jugaran la otra plaza en la final después de que Pachuca y Al Wahda disputen por el orden a ocupar en el cuadro final.
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