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Cinco razones que frustraron la remontada del Arsenal

Ayer estuve, como todos, pendiente del partido de vuelta entre el Arsenal y el Milan por una plaza en los cuartos de final de la Champions. A pesar del contundente resultado en la ida, parecía que se había creado un clima de ‘sí se puede’ alrededor del equipo inglés, que venía de golear al Tottenham y ganar en Anfield en los partidos precedentes.

Al final, la cosa quedó en coitus interruptus. A un gol que quedó el equipo de Wenger de forzar un empate que hizo soñar a sus aficionados y vibrar a quienes de manera neutral vimos el partido. En caliente era complicado ordenar cuatro o cinco apuntes como para dedicarle una entrada al partido, así que, con vuestro permiso y con el ánimo de que me corrijáis en mis errores, os dejo las habituales ‘cinco razones’ que me explican lo que vi.
El partido de ida: Es el punto de partida del que se evitó hablar en la previa. El Arsenal no hizo nada en el primer partido de la ronda y eso le exigía un esfuerzo que rozaba lo milagroso para seguir adelante. Una gesta tan complicada que nadie la había podido realizar en la historia de la competición. El Milan, con eso, pudo sestear durante cuarenta y cinco minutos ‘permitiendo’ el sueño y jugando sobre el alambre, pero con una red de cuarenta y cinco minutos para enmendar el error.

El bajón en la segunda parte: Casi que es consecuencia indirecta del primer punto. Fue tal el esfuerzo para mantener viva la eliminatoria que en la segunda parte no sólo no pudieron seguir con ese nivel de presión y la velocidad en circulación dándole vida a un Milan que acabó el partido con el balón e incluso perdonando el gol que habría matado definitivamente al cuadro inglés. Es algo que, personalmente creo, viene de mucho antes. El Arsenal no me parece un equipo bien preparado físicamente con tanta lesión muscular y capaz de fundirse en partidos importantes cuando no puede aguantar el ritmo que se autoimpone.

La profundidad de banquillo: Chamakh y Chu Young Park fueron ‘los ases en la manga’ de Wenger para buscar el cuarto gol. El resto del banquillo lo formaron Ignasi Miquel, Djourou, Fabianski, Jenkinson y Ozyakup; defensa, defensa, portero, defensa y centrocampista. Ya no sólo por nivel, sino por las necesidades se necesitaban más jugadores de ataque que diera refresco o se sumaran al ataque. Si físicamente tus titulares no pueden aguantar noventa minutos de super-exigencia y las lesiones te restan efectivos, no estás preparado para culminar una remontada.

El orden de los factores alteró el producto: Normalmente (dentro de la honradez del fútbol profesional) el Arsenal propone su estilo para llegar a la victoria. Anoche le tocó ganar, sin importarle el como. En principio esto le benefició porque le dio un plus de agresividad y no quiso elaborar en exceso, quería pocos toques para llegar arriba una vez robaba. Esto, innegociable para llevar a cabo la hazaña, tuvo un efecto negativo físico (como ya reflejé arriba) e incluso de rutinas, ante un equipo formado para ser más reposado en sus dos primeras líneas y meter ‘la marcha’ en la última. Ayer todas las líneas debían ir a por todas y se cruzó, en ocasiones, la línea entre la velocidad del balón y el ‘que queme en los pies’.

Pechos fríos: En la segunda parte faltó el punto de mala leche, de rabia que sacudiera a sus compañeros con un par de broncas para sacar fuerzas de flaqueza. Un equipo sin personalidades fuertemente marcadas (quizás salvando a Van Persie, sin ser una de sus señas características) suelen acabar perdidos en la exigencia anímica de este tipo de partidos.

Los cinco puntos, ni siquiera hay que profundizar, son puramente psicológicos. Ayer pudimos ver algo que, en condiciones normales, hubiera sido el guión de hasta los dos partidos. El Arsenal en la primera parte planteó un equipo para hacer daño por las bandas al Milan, aprovechando lo partido que estuvo entre la defensa y el ataque y buscó llevar el partido hacia la minimización de sus errores. Que no rematara la faena, si bien el Milan se corrigió en el descanso, no dio la sensación de que el equipo de Allegri especulase y jugase con su ventaja, sino que se olió el desastre y supo reaccionar.

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