Soy muy de Bielsa. Le ‘descubrí’ cuando llegó al Espanyol a pesar de
que fueron pocos meses antes de acudir a la llamada de Argentina. Pero
más que de sus planteamientos de su manera de entender el fútbol:
comprometido con ofrecer siempre equipos trabajados y vistosos viviendo
por encima de la dictadura del resultado.
Y todo eso envuelto por una cubierta hermética en cuanto a su figura y
que por ello regala momentos maravillosos cuando le ves en el campo.
Su llegada al Athletic, a la Liga, para mí fue digna de celebración.
Las condiciones especiales del equipo a nivel filosófico junto a uno de
los entrenadores más metódicos del panorama. Un encuentro del que tenía
que salir algo estimulante para el espectador neutral. Y la campaña del
equipo vasco lo está siendo, pero a pesar de mi admiración por el
argentino y la simpatía que me despierta el Athletic, también hay
algunas cosas que, de cara al futuro y con la temporada por finalizar,
habrá que ir puliendo.
A favor:
El juego: No podemos negar que es complicado
aburrirse viendo un partido de los rojiblancos. Un equipo casi líquido
sobre el campo que va adecuándose a lo que el partido pide y a lo que el
rival exige sin perder la iniciativa. Presenta el camino como manera de
llegar al objetivo y no al revés. Poderoso por fuera, mucho más por
dentro, capaz de combinar rápidamente o de pillar la espalda con un pase
largo, presenta variedad y acierto cuando están finos.
La polivalencia: Ya hablamos de Javi Martínez,
pero casos como los de De Marcos son digno de elogio hasta el punto de
que no chirría que le pidan para la selección. Es interesante cómo ha
podido adaptar las virtudes de algunos jugadores a posiciones si no
totalmente diferentes hasta ahora, sí algo distintas a lo que estábamos
acostumbrados.
Mentalidad y aptitud: Hay partidos en los que ha
salido hipermotivado (ojo, con todo lo bueno y lo malo que eso puede
suponer), pero de normal siempre encara los partidos muy concentrado y
el entrenador suele estar muy encima de las lagunas que puedan
presentarse durante los partidos. Y lejos ha quedado la imagen más dura y
hasta marrullera en choques puntuales, el Athletic ya no cae preso de
la crispación ambiental cuando un partido está igualado o complicado.
En contra:
Las rotaciones: No sé si es que habrán ‘hecho más
ruido’ cuando el equipo no ha ganado, pero parece que cuando se tocan a
los habituales el equipo se resiente mucho. Quizás no sea culpa directa
de Bielsa, pero en su camino hacia el conocimiento absoluto de los
futbolistas a su disposición, no creo que sea mucho pedir medir un poco
más los descansos.
Victorias: Es un poco contradictorio que liste en
las contras los resultados y hacerlo resta visión con perspectiva al
proyecto, pero en una temporada donde los puestos europeos parece que se
venderán baratos, es imperdonable haber empatado tantos partidos. El
Athletic sólo ha perdido ocho partidos (el cuarto en este aspecto en
Liga), pero por contra ‘sólo’ ha ganado nueve encuentros sin seguir un
patrón muy claro en ambos aspectos, vamos ante equipos que buscan el
título, una plaza europea o la permanencia. Sea cual sea la
clasificación final, siempre quedará el regusto de que podría haber sido
mejor con algo más de acierto.
Fútbol entre semana: Está acusando mucho las tres
competiciones. Si bien parece ligar bien la Liga y la Copa, sólo en una
ocasión en todo el torneo ha sido capaz de ganar un partido liguero
después de jugar Europa League y fue a finales de septiembre cuando
jugando dos partidos consecutivos en casa ante PSG y Real Sociedad los
sacó adelante con brillantez. Al igual que el punto anterior, es algo
que se pulirá con el tiempo, pero vivimos en los días en donde los
grandes equipos llegan hasta el final en todas las competiciones y
parece que acusan los esfuerzos intersemanales.
¿Por qué valorar ahora y no en mayo? Fácil. Como os contaba de
inicio, el final de temporada, tiempo habitual de evaluaciones,
condicionaría mucho con los resultados. ¿Sería procedente hablar de
fallos en la forma si el equipo bilbaíno ganar la Copa y/o la Europa
League? ¿Y si no ganase nada pero se metiera en Champions? ¿O si no
consiguiera nada?
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