Los gatillazos de Unai

por | 17:20:00
Quiero quede claro que esta entrada no está concebida como un palo a Unai Emery. Creo que ningún entrenador en el mundo tiene la fórmula infalible y su éxito depende ya no sólo de saber transmitir sus ideas, sino del acierto en la ejecución de los jugadores.

Pero es que con el técnico del Valencia vengo observando un fenómeno que no recuerdo haberle visto a otro entrenador o equipo: en los partidos importantes es capaz de ver cómo su equipo muestra dos caras totalmente opuestas. Es cierto que no es una norma, hay partidos ante grandes equipos ante los que ha dado un rendimiento regular durante los noventa minutos, pero muy llamativos han sido estos ‘gatillazos’ sobre el campo.
Seguro que estáis pensando en el partido de ayer ante el Bayer Leverkusen y que a partir de ahí lo justifico todo, pero más allá de ese partido, sólo recordando los encuentros que ha jugado ante el Barcelona también os podéis hacer una idea de lo que os quiero decir. Sí, que Xavi, encargado ahora de decir quién juega al fútbol y quién no, alabó recientemente a Emery por los buenos partidos que le plantea siempre al Barça con el Valencia, pero se le olvidó añadir que jamás es capaz de ‘rematar la faena’ deja al rival vivo.

Incluso viajando en el tiempo y como ejemplo extremo de lo que os quiero contar, quedará esa vuelta de la Supercopa en el Bernabéu en 2007. Con dos jugadores más y un marcador favorable acabó cayendo por 4-2 y perdiendo un trofeo (menor) de una manera sorprendente.

Yo desde mi ignoracia y con el ánimo de seguir aprendiendo a entender lo que veo por la tele detecto que la capacidad de modificar el sistema o las órdenes individuales a los jugadores es uno de los puntos débiles de Emery. Es raro que introduzca un cambio que revolucione para bien un partido.
También me parece que puede haber algo de fondo físico en el problema. Si el jugador en el campo ve que lleva la iniciativa, funciona en la presión y llega a la portería contraria sigue con esa inercia, no hay posibilidad de bajón mental y sólo la falta de fuerzas hacen que el jugador se note inferior al rival y vaya retrasando su posición y con ello la iniciativa y al posesión.
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