Por fin pertenecemos a la historia, pero no a la de desgracias ni a la de perdedores, sino a la de Campeones del Mundo de fútbol. Yo, un enamorado de la pelotita de fútbol, puedo decir que soy un tremendo afortunado y si no fuera por mi tremenda pasión por la historia de este deporte, no tendría ni un ápice de idea del dolor que han ido sufriendo nuestras generaciones anteriores. Esos terribles problemas en nuestra Federación de fútbol de antaño, esas jugadas desgraciadas, esa leyenda de que los clubes estaban por encima de la selección gracias a los extranjeros, no dar la talla en el momento crucial...y un sinfín de historias que nos hizo siempre perdedores.
Yo pertenezco a esa extirpe de espectadores que somos ganadores y que hemos derramado más lágrimas de alegría que de tristeza. No en vano, mi primer recuerdo en clave de fútbol data de 1990 y "únicamente" he tenido que vivir 6 mundiales de fútbol para coronarnos reyes.Y es que a mis 28 años he vivido a nivel de clubes: 6 Champions League, 2 Recopas de Europa, 4 UEFA y Europa League; y con la selección: 1 oro en los JJ.OO., 1 Eurocopa y 1 Mundial. En 20 años de carrera no tengo un mal palmarés... Además he vivido cosas históricas como ver al RCD Mallorca y Alavés en finales de Recopa, al Valencia CF dos veces seguidas finalista de Champions y una final española en la UEFA con RCD Espanyol y Sevilla.
Con todo eso, en el día de ayer no podía permitirme el lujo de no sentirme algo confiado a pesar de que, lo único que tenía asegurado era mi llanto al final del partido, de alegría o de decepción. Lo que tampoco nadie me iba a quitar son esos nervios desatados que prácticamente me incapacitaban para no hacer otra cosa que no fuera articular alguna onomatopeya de admiración, decepción o enfado. Si no hubiese sido porque estaba muy bien acompañado, todos sabemos que las cosas buenas, si son en buena compañía saben mucho mejor, en varias ocasiones me hubiese dirigido a la ventana para lanzarme al vacío ante tanta emoción. Pero al final todo resultó como en los bonitos cuentos, hubó algún que otro héroe y una pareja de enamorados... La alegría es inmensa, disfrutemos pero no nos detengamos aquí.
Dentro de cuatro años, cuando repasemos la historia de los Mundiales en libros o en vídeos ya tendremos esa imagen que tanto anhelábamos, ¡VIVA LA SELECCIÓN DE FÚTBOL DE ESPAÑA!
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