El excesivo precio

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Hace unos días nos volvió a salpicar la tragedia en el mundo del fútbol. Un chico joven, con una planta digna de un caballero medieval y con una aparente y controlada buena salud nos dejó y con ello nos sumió en la más profunda de las tristezas. Dani Jarque nos abandonó en el mundo terrenal pero en nuestra memoria siempre quedará y con ello nunca acabará de dejarnos.

No soy hombre de creer en casualidades y siempre me decanto por intentar sacar alguna razón a cualquier suceso, así que tras esta inesperada desaparición comencé a reflexionar e intentar sacar conclusiones. En los últimos años están habiendo demasiadas muertes repentinas que nos conducen a un mar de lágrimas pero de las que parece que no aprendamos. Lógicamente, el primer motivo es médico, pero detrás de esto, quiero creer que hay algo más y que además podamos controlarlo.

El fútbol, hoy en día, empujado por el motivo económico, se ha convertido en un excesivo número de partidos de lo que yo denomino "fútbol-atletismo". Aquí se hayan los dos problemas a los que yo culpo. Voy a explicarlos y a intentar buscar soluciones.

A nadie se le escapa que para las Federaciones y para los clubes la organización de torneos y la participación en ellos es una gran fuente de ingresos. Sea por publicidad, por derechos televisivos o por premios por jugar y llegar lo más lejos posible es la única manera de conseguir ese aluvión de millones. Me parecería una utopía reducir el número de partidos ya que no van a disminuir a 16 participantes la Primera División de las Ligas domésticas, ni van a bajar el número de equipos en las Competiciones Europeas, ni tan siquiera van a preocuparse de hacer una Supercopa española a un partido. La idea del "mientras más seamos y más juguemos mejor nos lo pasaremos y más llenaremos el bolsillo" está demasiado arraigada.
Ni tan siquiera el tan ansiado calendario único sería la solución, aunque sería un alivio para los jugadores ahorrando horas de vuelo. Ese calendario sólo busca el interés de los clubes.

Además de la acumulación de encuentros, se le suma la exigencia física de todos ellos puesto que se ha comprobado que las carencias técnicas se suplen con sobreesfuerzos físicos. Quizás me meta donde no me llaman o toque un tema tabú en el mundo del fútbol pero lanzo la palabra: dóping. Todos los cuerpos humanos no son iguales y donde no llega la naturaleza puede llegar lo artificial. Ya en tiempos de Helenio Herrera se rumoreaba que utilizaba ciertos fármacos para aumentar el rendimiento de sus futbolistas y, más tarde, algún jugador que había formado en sus filas, a raíz de la prematura muerte de algún compañero, han hecho declaraciones ratificando esto. A finales de siglo, Zeman, el técnico de la Roma destapó un presunto caso de dopaje en Italia, concretamente en la Juventus de Del Piero y Vialli. Si todo esto no es cierto ¿por qué no se empiezan a tener controles más estrictos en el fútbol de élite? Si todo está limpio no hay nada que temer.

Para ahorrar toda tentación de dóping y que los clubes sigan manteniendo la intensidad máxima partido tras partido se me ocurre ampliar y corregir una idea ya bastante arraigada en el fútbol actual. Hace años todo el mundo sabía de carrerilla el once titular de su equipo preferido, esos once señores que le hacían disfrutar domingo tras domingo. Ahora, las famosas rotaciones, parecen tomar el mando y una buena distribución de esfuerzos da con la clave para conseguir mantener un buen ritmo. Sigo pensando que es insuficiente. Esas rotaciones, a día de hoy, son simples máscaras de la realidad puesto que la diferencia entre unos teóricos titulares y otros suplentes es demasiado abismal y el reparto de minutos es de una proporción 70% - 30%. Apostaría por equiparar el nivel de los jugadores de cada plantilla de manera que el tema de la titularidad sea algo más banal y que siempre estén preparados ya que habría un reparto de minutos más equitativo. Ésta, es una tarea que debería empezar desde la juventud y que poco a poco se tendría que implantar en el mundo del fútbol. Esa división de esfuerzos es la clave para poder llegar a soportar calendarios de hasta 70 partidos en un año.

Esa ansiedad y egoísmo por jugar cada domingo aún no estando en plenitud de condiciones físicas puede llevar a sobreesfuerzos o tentaciones de dóping que se paguen con un excesivo precio.

Probablemente todo esto sean ideas vanas empujadas por las enormes ganas de llegar a la raíz del problema.
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