Goles penitentes

por | 22:08:00
Contaba hace un tiempo Alfredo Di Estéfano que cuando metía un gol de penalty no lo celebraba, y se acercaba al portero a pedirle disculpas por anotar. Siempre me llamó la atención esta anécdota, sobre todo cuando veo, en ocasiones, a los jugadores celebrar el meter un penalty inútil en una tanda de desempate.
Este tipo de detalles se han perdido en medio del profesionalismo y la incursión desmedida de la cultura empresarial en el fútbol de hoy en día.

Cada vez es más raro ver a un jugador no celebrar un gol. Se reduce únicamente a casos en el que el goleador perfora la portería de algún ex equipo al que le tiene cariño, o cuando tu gol no le vale a tu equipo para superar una eliminatoria.

Pero ayer, en medio de lo que es una Eurocopa, volvimos a vivir el sabor añejo de un gesto de respeto puro. Uno de esos detalles que nos recuerdan que en medio de los millones de euros, de las firmas deportivas y de los jugadores que bajan del autobús con unas macrogafas de solo y aislados con sus mp4's.
Anoche la selección de Alemania se estrenaba ante Polonia en Klagenfurt en este torneo y, en lo meramente futbolístico, no pasó nada del otro mundo.
La Mannschaft ganó con comodidad por 2-0 a un combinado polaco que sólo en la segunda parte dio algo de faena a los de Löw.

Los goles tuvieron la firma de Lukas Podolski (que a esta hora es protagonista de la efeméride de ser el máximo goleador de la Euro) y aquí es donde comienza la pequeña historia de hoy.
En ninguno de los dos tantos, el joven delantero del Bayern Munich hizo el mínimo amago de celebrar el gol pese a la alegría con la que sus compañeros fueron a felicitarle por ejecutar la superioridad germana.

Y es que Podolski, o "Polski" como le conoce la afición alemana, es de origen polaco. Hijo de Waldemir Podolski, que fue un buen futbolista polaco y nacido en Gliwice, una provincia que en 1945 pasó de ser alemana a parte de Polonia, seguramente no se acordará cuando cuando sólo contaba con dos años de edad (1987) sus padres se acogían a que los abuelos del pequeño Lukas tenían nacionalidad alemana para emigrar a Bergheim (entonces situada en la parte de la Républica Federal) y más tarde, con el Muro de Berlín derribado, a Pulheim, localidad cerca de Colonia, donde comenzó su carrera en las categorías inferiores del Köln, equipo en el que quemó etapas a un ritmo espectacular hasta llegar sin tener aún dieciocho años al primer equipo.

Con el Köln, Podolski se hace un nombre en el fútbol alemán con el que firma unos buenos números (51 goles en 85 partidos) pese a disputar una de las tres temporadas en las que militó en sus filas en la Segunda División alemana.
Sus buenas actuaciones le abren el camino hacia la selección nacional y más tarde a un traspaso al todopoderso Bayern Munich, donde no acaba de explotar, pese a que ha firmado buenas actuaciones.

El joven delantero tiene la doble nacionalidad germano-polaca y tenía claro que si disputaba partidos a máximo nivel lo haría con el equipo alemán, puesto que su "vida futbolística" se ha desarrollado íntegramente en el país germano, pero visto lo visto ayer, estoy seguro que en su edcuación estuvieron muy presentes los valores tradicionales polacos y que si sus padres decidieron emigrar fue por darle un futuro a Lukas, no por rechazar su cultura, y por eso, cuando el delantero de Alemania consiguió los dos tantos ayer, tenía en la mente a sus padres, por eso, cuando recibió una patada bastante a destiempo y se retorcía de dolor en el campo, la hinchada polaca coreaba su nombre y por eso, cuando acabó el partido entre dos selecciones que tienen una rivalidad que va más alla de lo fútbolisitico, el joven Lukas acabó de esta manera...



En medio del torbellino que es el fútbol profesional hoy en día, me gusta darle coba a pequeñas historias como estas.
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