Una de las noticias de la semana (por lo menos para mí) ha sido la llegada del protagonista de esta entrada, Robert Prosinecki, al banquillo del mítico Estrella Roja. Se merece entrar ya en nuestro pequeño salón de la fama, si bien en el apartado de esos jugadores con unas condiciones tremendas pero que jamás llegó a corresponder a todo lo bueno que se esperaba de él.
¿Cómo jugaba Prosinecki?
Partiendo de la teórica posición de mediapunta, tendía a retrasarse unos metros para ser él mismo quien realizara la transición desde la creación hasta el ataque. Quizás por ello abusara más de lo debido de la conducción de la pelota, pero esto mismo, junto a su técnica y a su extraordinaria habilidad para el regate garantizaban la posesión de la pelota.
Casi infalible en el pase corto poseía un fantástico golpeo de balón por lo que era muy peligroso en el balón parado. También destacaba por su facilidad para ‘esconder’ la pelota al rival, eran otros tiempos para el fútbol, y conseguía que tanto su equipo como el rival jugaran al ritmo que el quería imponer.
Pero tuvo grandes impedimentos para llegar a triunfar de manera total. Unos indirectos, como sus continuos problemas con las lesiones que le hicieron ganarse una fama de futbolista de cristal y otro su estilo bohemio de vida que, trasladado al fútbol, nos dejaban a un jugador que no se cuidaba y que carecía de caracter competitivo. De hecho es más recordado en su juego en los equipos con menos exigencia que en las dos oportunidades que tuvo en los actuales gigantes del fútbol europeo.
Clubs:
Partiendo de la teórica posición de mediapunta, tendía a retrasarse unos metros para ser él mismo quien realizara la transición desde la creación hasta el ataque. Quizás por ello abusara más de lo debido de la conducción de la pelota, pero esto mismo, junto a su técnica y a su extraordinaria habilidad para el regate garantizaban la posesión de la pelota.
Casi infalible en el pase corto poseía un fantástico golpeo de balón por lo que era muy peligroso en el balón parado. También destacaba por su facilidad para ‘esconder’ la pelota al rival, eran otros tiempos para el fútbol, y conseguía que tanto su equipo como el rival jugaran al ritmo que el quería imponer.
Pero tuvo grandes impedimentos para llegar a triunfar de manera total. Unos indirectos, como sus continuos problemas con las lesiones que le hicieron ganarse una fama de futbolista de cristal y otro su estilo bohemio de vida que, trasladado al fútbol, nos dejaban a un jugador que no se cuidaba y que carecía de caracter competitivo. De hecho es más recordado en su juego en los equipos con menos exigencia que en las dos oportunidades que tuvo en los actuales gigantes del fútbol europeo.
Clubs:
- Estrella Roja (del 87 al 91)
- Real Madrid (del 91 al 94)
- Real Oviedo (del 94 al 95)
- FC Barcelona (del 95 al 96)
- Sevilla FC (del 96 al 97)
- Dinamo de Zagreb (del 97 a 2000)
- Standard de Lieja (de 2000 a 2001)
- Portsmouth (de 2001 a 2002)
- Olimpija Ljubjana (de 2002 a 2003)
- NK Zagreb ( de 2003 a 2004)
Títulos
- 1 Copa de Europa (1991)
- 3 Supercopas (93, 96 y 98)
- 3 Ligas (88, 90 y 91)
- 4 Copa (90, 93, 98 y 2002)
Ventana externa
Y por supuesto es imposible no hablar de la carrera como internacional de Prosinecki. Seguramente su etapa más brillante y regular. Integrante de aquella inolvidable selección yugoslava sub20 que ganó el Mundial en 1987 y donde fue designado como mejor jugador del torneo, siguió defendiendo a los 'Plavi' hasta que Croacia, con su recién estrenada selección, llamó a su puerta y le permitió brillar en Mundiales (disputó el de 1998 y el de2002 -también integró el equipo de Yugoslavia en 1990-) y Eurocopa (1996) siendo uno de los líderes de un equipo formado por jugadores de la talla de Boban, Suker, Tudor o Bilic.
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