Sercan Yildirim, un recogepelotas luchando por un sueño

por | 14:51:00

Por Montse García

Si introducimos en una coctelera la astucia de Messi con el balón, la capacidad de definición y letalidad en el área de Berbatov y la magia goleadora de Henry, la mezcla sólo puede tener como resultado una obra casi perfecta. El nombre de dicho cóctel no es otro que el del turco Sercan Yildirim. Anónimo para muchos pero pieza importante en el primerizo Bursaspor de Champions.

Sercan, de 20 años, ha estado vinculado desde sus inicios a los 'Cocodrilos Verdes'. Compaginaba su período de formación con la de recogepelotas en los partidos del primer equipo. Mientras veía a sus compañeros jugar, fantaseaba con el día en que fuera él quien pelease sobre el césped. Con el Bursaspor fue creciendo físicamente y como jugador. Fue forjando su futuro profesional disputando minutos en todas las categorías inferiores de la selección turca, mientras dejaba patente su sed de gol. Sería en 2007 cuando diera el salto a la titularidad. Sus registros en los primeros meses fueron inmejorables.

Corroboraban su excelente adaptación al equipo y facilidad para obtener goles decisivos. Esta genialidad emergente fue frenada en seco en la temporada 2009/10 po der culpa de las lesiones. Éstas le apartaron de los terrenos  de juego y provocaron una intermitente presencia a lo largo de la campaña. El nuevo curso ha empezado con otra cara para Yildirim. Que su equipo se hiciera con el campeonato liguero y obtuviera el pase a la Champions es la recompensa a un esfuerzo labrado durante años. Es la prueba de fuego para constatar, en el escaparate europeo, que es digno jugador de los clubes que regentan el Viejo Continente.

En una competición como la Champions, en la que cualquier mínimo error se paga caro, empieza a primar el mantener las porterías a cero antes que mostrar un fútbol atractivo. Se ha instaurado el juego a la contra. Primero defender y cuando el equipo contrario lo permita, sorprender atacando. Sercan es el jugador perfecto para deslumbrar en este escenario. Su fortaleza física, con 1.83 metros de altura, no impide ser habilidoso en sus movimientos con y sin balón. Sabe cómo desenvolverse para ganarle la espalda a los defensas, dentro y fuera del área y puede encargarse de dirigir las contras de su equipo realizando pases en carrera que busquen los huecos de sus compañeros. No es un futbolista indeciso, sabe en cada momento la jugada que debe realizar para que finalice con éxito. Controla a la perfección la pelota con ambas piernas sin que destaque una de ellas, hecho que despista a los porteros cuando se coloca en frente al arco. No necesita regatear, prefiere ser práctico y rematar la jugada de manera directa.

A pesar de su juventud posee una madurez digna de un futbolista experimentado. Serenidad y sangre fría propias de un auténtico killer. Potencia, velocidad y habilidad son las principales cualidades que valora Saglam. Con mucho olfato para buscar los espacios, no suele perdonar en el cara a cara contra los guardametas. Es capaz de hacer el gol desde cualquier distancia y no tiene problemas para rematar de cabeza cuando es necesario.
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Muchos lo consideran el Messi turco por su veloz manejo del balón y su astuta picardía. Otros lo ven como la viva imagen de Berbatov cuando define los goles. No es ni uno, ni otro. Es un camaleón capaz de desempeñar cualquier posición ofensiva. Ejerce a la perfección como delantero centro, segundo delantero, extremo izquierdo o centrocampista ofensivo. Un sinfín de combinaciones que lo convierten en un jugador valioso para cualquier técnico. De hecho, Ferguson lo sigue desde que subió al primer equipo y quiso incorporarlo de inmediato al Manchester United. Hubo toma de contacto con el club y la familia del jugador. Sin embargo, no llegaron a un acuerdo por su traspaso y continuó militando en las filas del conjunto turco.

Hoy en día, gracias a un comienzo de temporada regular y a la participación europea de los cocodrilos, suena su nombre para grandes clubes como Fenerbahçe, Manchester City, Liverpool o Wigan. En nuestro país empieza a relacionársele con el Villarreal, Mallorca o Hércules. De momento es pronto para saber cuál será su destino. En su cabeza sólo tiene un objetivo: ayudar al Bursaspor a llegar a octavos de Champions. De fondo no olvida su sueño de niñez, llegar a ser como Henry. Parte del mismo se cumplió cuando con su selección disputó un encuentro contra los franceses e intercambió la camiseta con su ídolo. Depende de él mismo y de que las lesiones lo respeten para que su trayectoria se asemeje a la de Tití. El talento innato ya lo está demostrando pero ¿será suficiente para brillar en un equipo de nivel europeo?
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