Toco y me voy: El abrazo de alma

por | 23:01:00
Para el rincón del fútbol sudaméricano de hoy voy a viajar mucho en el tiempo, de hecho un poco más de treinta y un años atrás. El escenario, para los que no andan bien de memoria, nos hemos movido hasta finales de junio de 1978, concretamente al día 25 de junio.
El escenario, la final del Mundial de aquel año entre la anfitriona Argentina y la mejor intérprete del fútbol total en su cuesta abajo, Holanda. Partido disputado en el Monumental de Buenos Aires





La historia de esta entrada nace con el pitido final de la final. Imaginaos como estaban las gradas del Monumental, con la conocida situación del país sudamericano, que encontró en el triunfo en ese torneo una vía de escape ante la triste realidad.

Los jugadores de la albiceleste, locos de alegría, celebraban como el corazón les pedía sobre el césped su hazaña. Fillol y Tarantini corrieron a encontrarse, a su encuentro un joven aficionado conocido como Víctor Dell'Aquila que quiso ser parte de esa celebración con dos de sus protagonistas.
Lo que hizo que esta imagen de la que os quiera hablar sea una de las mejores anécdotas y más poéticas instantáneas que pueda proporcionar el deporte:

 


Sí, Víctor carecía de brazos debido a un accidente en su infancia... Cuenta que corrió hacia los dos internacionales para abrazarse con ellos, pero viendo que ambos se arrodillaban y se abrazaban sin importarles nada, tuvo que ceder en su carrera. Pero la inercia de la misma hizo que las mangas de su suéter continuaran la trayectoria como si fuera a abrazarles también.

¿Cómo iba un manco a abrazar a alguien? Aquí nació la metáfora: El abrazo del alma. Así titularon esta fotografía. Usada en muchas ocasiones para explicar las emociones inexplicables, dibujar sentimientos evocados sólo en nuestras cabezas o incluso simbolizar la situación polítca y social que vivió Argentina por aquel entonces.
Una auténtica obra de arte.
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