Estadios míticos: Wankdorf Stadium

Voy a cerrar la semana como de costumbre, hablando de algún estadio que haya sido escenrio de algunos de los momentos que hayan hecho grande a este gran juego que es el fútbol.
En esta ocasión, con motivo de que este verano tenemos Eurocopa en Suiza, he querido traeros un poco de la historia de un estadio suizo que no estará presente en esta cita continental. Se trara del Wankdorf Stadium de Berna.

Wankdorf fue la casa de los Young Boys, histórico equipo suizo, desde su construcción en 1925 hasta que fue derribado en 2001 debido a que tras dos reconstrucciones (literalmente) la zona en la que vivió no soportaría una nueva remodelación.
Sufrió su primera demolición cuando aún no había llegado a la década y pasó de veintidos mil a cuarenta y dos mil espectadores aprovechando la construcción de un campo de entrenamiento en las inmediaciones del propio estadio.

Y de nuevo, sin llegar a la década, volvió a ser demolido y reconstruido con motivo de que Suiza sería la seda del Mundial del 54, debido al carácter neutral del país helvético en tiempos de post guerra. En esta ocasión vio incrementada su capacidad en otros veinte mil espectadores más.

Pero ¿por qué merece la pena un estadio que ha sido construido en tres ocasiones y derruido en dos estar en esta sección? Pues esto me dispongo a contaros, porque además de ser sede del Mundial tuvo la "suerte" de ser el escenario de una de esas situaciones en las que el fútbol devuelve lo que quitó en un día.
En el 61, Wankdorf fue la sede de la final de la Copa de Europa en la que se encontraron por una parte el Benfica de Eusebio y el Barça que había eliminado por primera vez al pentacampeón Real Madrid dirigido por Helenio Herrera en el banquillo y Luis Suárez en el campo.
El trofeo se marcho para Portugal dejando para la historia de los culés uno de los capítulos más amargos que ha sufrido en Europa, puesto que la final se decidió por un ajustado 3-2, estrellando en varias ocasiones el balón en los palos de los lusos y debido a que en este campo todavía existían los postes cuadrados la física se aliaba con el Benfica viendo como la pelota se alejaba de las redes.
Cuentan los que estuvieron que pudo ser una de las derrotas más tristes y sufridas que los aficionados barcelonistas vivieron en su vida.

Pero el fútbol, como os he contado antes, es deliciosamente caprichosos, y decidió que aquella noche del 61 se portó mal con el Barcelona y le decidió dar parte de la gloria perdida casi treinta años después cuando de nuevo los culés llegaron a la final de la desaparecida Recopa ante uno de los equipos que mejor jugaba en Europa, la Sampdoria de los Mancini, Pagliuca y Toninho Cerezo.
En esta ocasión no fue un trago tan agónico para el Barcelona puesto que se adelantó antes de los cinco minutos y sentenció a falta de diez pero viendo como venía el Barcelona (primera temporada de Cruyff tras la limpia de L'Hespèria) nadie esperaba un resultado en Europa tan pronto.



Otro de los "milagros balompédicos" que albergó Wankdorf fue en el Mundial que anteriormente os citaba en el 54. Supongo que conoceis la leyenda de la selección de Hungría de los cincuenta, la que jugaba con la WM, que contaba con Puskas y Kubala, que fue la que ganó por primera vez en Wembley a Inglaterra... en fin, que dominaba el fútbol y que en 1954 iniciaba su carrera hacia el título de campeón del mundo.
Y en Berna, en la final se encontró con otra buena selección alemana que liderada por Fritz Walter (un jugador que merece una entrada a parte, de verdad) se presentaba como un hueso duro pero no preocupante para los magiares.
Pero como tantas finales hemos vivido, no siempre los favoritos en el papel son los vencedores, y Alemania (por aquel entonces "del Este") se impusó por 3-2 apartando para siempre del merecido reconocimiento para uno de los mejores equipos que han habido en la historia del fútbol.



Por ello, con su demolición en 2001 se fue un trocito de la historia del Barcelona, un amargo recuerdo para Hungría y una de las Mecas de la mística del balón.