Cinco razones para entender el Levante 0 - Valencia 2

Anoche estuve, como es habitual, en las gradas del Ciutat de València para ver el derby valenciano más igualado de la historia. El espectacular inicio del Levante junto al habitual rendimiento que ofrece el Valencia convertía a este choque en uno de los más interesantes a los que voy a tener acceso este fin de semana.

Y como suelo hacer en el blog, os voy a dejar cinco puntos que me parecieron fundamentales para el resultado final, donde al final no hubo tanta igualdad como esperaba.

Sin bandas para el Levante: Alba y Mathieu suele ser la propuesta de Unai Emery para los grandes partidos. No sé si el técnico del Valencia tenía mucho respeto al Levante o sabía que dándole tanto poder a esa banda izquierda anularía a Valdo y limitaría las subidas de Javi Venta. Kone y sobre todo Aranda al final buscaron hacer daño por ahí con más acierto que sus compañeros, pero claro, a cambio de quitar referencias en el medio.
Por la derecha Feghouli, en un buen estado de forma, daba también problemas, pero la baja de Bruno por lesión hizo que Juanlu, Barkero y Juanfran pudiera buscar en más ocasiones y con algo más de peligro esa zona, pero Rami fue un muro.
El Levante si bandas con las proyectar las contras fue un equipo vulgar.

Se hundió el doble pivote granota: Junto al nivel defensivo, el rendimiento y compenetración de Torres e Iborra estaba siendo clave en el juego azulgrana. El Valencia usó mucho el juego en largo, tanto en balón directo como en cambios de orientación que siempre sorteaban la zona de de robo y salida rápida del Levante. Con Costa, Albelda y la ayuda de algún delantero u hombre de banda había siempre superioridad para ganar la segunda jugada. En la recta final del partido se cambió de un 4-2-3-1 a un 4-4-2 con Farinós y Torres en el medio junto al bajón del Valencia el equipo pudo hacer algo más en ataque, pero ya era muy tarde.


Sufrir sin balón: El Levante siempre ha tenido menos posesión que sus rivales este año mientras que el Valencia suele llevar la iniciativa con la pelota. Así, el patrón del partido estaba claro, salvo que las poseisones del Levante fueron más cortas y poco útiles. El Valencia fue vertical, pero sobre todo aplicado en la recuperación durante la primera hora de partido y ahí fue donde decidió el partido.
Tras esos sesenta minutos, no sé si fue por el esfuerzo intersemanal o por la incapacidad de hacer un partido de noventa minutos al máximo nivel pero al final perdió el mando y el balón, sufriendo ante un Levante de juego tan simple como impetuoso.

Pocas ocasiones, errores que se castigan: Un autogol y una cantada del portero fueron las causas directas de los goles. Salvo eso podría contar las ocasiones claras con los dedos de una mano. Obviamente no todos los partidos tienen que ser una orgía de goles o un festival de ocasiones y así se da buena cuenta de que ambos entrenadores había preparado el partido a conciencia. Mientras que Guaita, Rami y Ruiz estuvieron a un gran nivel, Munúa se comió un gol, Ballesteros cayó en todas las trampas de Soldado y Nano quiso estar en todas partes pero llegó con urgencia a todas.

Dureza sin motivo: El Levante empezó el partido demasiado tenso, como queriendo marcar el territorio casi desde el inicio del partido. Ya no sólo por conceder demasiadas faltas, sino por que ese ritmo tan entrecortado le hizo más mal que al Valencia, que sí finalizó sus ataques. Además esa tensión se contagió al ánimo del equipo, que se tradujo en discusiones entre jugadores y muchas, muchísimas descoordinaciones que no habían sido habituales hasta la fecha.
En resumen, el Valencia planteó y ejecutó mucho mejor el partido que el Levante, pero le faltó un poco de fondo para dominar el partido de inicio a finl (aunque no le llegar a hacer falta). Mientras, Martínez sí que quiso hacer cambios que si bien surtieron efecto en cuanto el equipo mejoró ligeramente, uno salió con la sensación de que lo hizo tarde.

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